COLOMBO 22 Ago. (Reuters/EP) -
Las autoridades de Maldivas volverán a introducir la pena capital tras 60 años sin aplicarse, para intentar reducir el número de muertes por delincuencia y acabar con el tráfico de drogas, a pesar de la presión internacional en contra de la decisión, según ha informado Hussain Shareef, un alto cargo del gabinete del presidente, Abdulá Yameen, este martes.
"Es una decisión difícil para cualquier gobierno, pero la prioridad es salvaguardar la vida de las personas inocentes", ha dicho Shareef en una entrevista a Reuters, subrayando que solo se utilizará "como medida disuasoria".
Shareef ha afirmado que "ahora mismo casi toda la población de Maldivas respalda su implementación" y a este respecto ha recordado que en la última década se han producido más de 50 muertes en el país por la delincuencia común.
Naciones Unidas y Amnistía Internacional han pedido al Gobierno que no reintroduzca este tipo de castigo, mostrando su preocupación por aquellos reclusos que ya hayan sido juzgados y puedan ser ahora condenados a muerte.
La ONU ha destacado que si se restaurase la pena capital, 20 prisioneros, incluyendo al menos cinco menores, podrían ser sentenciados a muerte y otros tres hombres condenados por homicidio estarían en riesgo inminente de ejecución.
Shareef ha asegurado que las tres personas encarceladas por homicidio van a ser ejecutadas pronto y ha dado la opción a las familias de las víctimas de considerar si podrían perdonar a los condenados según la ley islámica la 'sharia'.
El alto cargo del gabinete presidencial también ha aclarado que las ejecuciones no se realizarán en público, sino que se harían en una cámara especial que está construyendo el Gobierno en la isla Maafushi, donde el país tiene su cárcel más importante, localizada a 27 kilómetros de la capital, Malé.
Un experto estadounidense en Derechos Humanos manifestó a principios de agosto que Maldivas cometería un grave error restaurando la pena de muerte y Amnistía Internacional ha advertido de que las ejecuciones son una excusa del Gobierno para distraer la atención de sus propios problemas y asegurar su supervivencia política.
Maldivas es el archipiélago musulmán más grande del mundo, con una población de alrededor de 400.000 personas. Tiene reputación como destino turístico, pero se encuentra inmerso en tensiones políticas desde que Mohamed Nasheed llegó al poder, el primer presidente elegido democráticamente, que gobernó entre 2008 y 2012.
La oposición está intentado derrocar al presidente del Parlamento, Abdulá Maseeh Mohamed, acusando a la Administración de Yameen de intentar encubrir sus actividades corruptas, incluyendo el blanqueo de dinero. El Gobierno ha negado estas acusaciones.