MADRID 13 Feb. (EUROPA PRESS) -
El 92 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años se han visto sometidas a la mutilación genital en Mali, uno de los países con mayores índices de ablación en el conteninente africano, según el Gobierno, no obstante, las organizaciones que trabajan para poner fin a estas prácticas aseguran que están haciendo progresos, aunque despacio, para cambiar actitudes.
La ablación es una práctica frecuente en 28 países africanos, donde se considera una manera de mantener a las mujeres castas y aptas para el matrimonio. El proceso incluye la extirpación de parte o del conjunto de los labios externos y del clítoris, y puede provocar fácilmente hemorragias, infecciones, complicaciones durante el embarazo y problemas psicológicos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La más severa de las intervenciones supone la costura de la apertura de la vagina, dejando un pequeño orificio para el paso la orina y la menstruación. Aunque se trata de una práctica datada desde hace miles de años, ahora está empezando a ser rechazada por un número creciente de Gobiernos africanos, debido a los serios problemas que supone para la higiene y la salud, física y mental.
La directora de una asociación de ONG que luchan por los derechos de las mujeres en Mali, Aissata Diakite, explicó que desde 1991 al menos 200 de las personas que realizaban este ritual han dejado de lado sus bisturíes y han prometido que nunca lo harían otra vez.
"Otras 15 importantes localidades malienses están hoy en el camino para abandonar esta práctica también", explicó Diakite, citada por IRIN, la agencia de noticias de la ONU. La mutilación genital femenina es todavía practicada en todas las regiones de Mali, tanto en zonas urbanas como rurales, y por todos los grupos religiosos del país, aunque el tipo de ablación varía entre regiones y etnias.
La directora dijo que la mayor resistencia al cambio se encuentra en el sur del país, mientra que en el norte cada vez es más rara. El Gobierno de Mali creó una comisión nacional para examinar la salud de los niños y las mujeres en 1996, que ahora tiene ramificaciones en todas las regiones del país. En 1999 se prohibió la práctica.
Según la ministra para Mujeres, Niños y Familias, M'Bodji Sene, en la educación está la clave para el cambio. "La comunicación es el comienzo y el final en el proceso de cambio", afirmó la ministra el pasado mes. "Todo el progreso registrado en el cambio de comportamiento se debe al impacto positivo de las comunicaciones tradicionales y modernas", agregó.