El primer ministro del país convoca una reunión de emergencia tras la evacuación del presidente
MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
Los manifestantes que protagonizan la multitudinaria concentración de este sábado contra el Gobierno de Sri Lanka han conseguido entrar en la residencia y las oficinas del presidente del país, Gotabaya Rajapaksa, en la capital, Colombo, en medio de una fuerte represión policial que ya ha dejado decenas de heridos durante las primeras horas de la marcha.
Fuentes cercanas al mandatario han informado de que el presidente ha sido trasladado a un "lugar seguro", confirma la agencia DPA, sin dar más detalles. La agencia Bloomberg y el diario local 'Daily Mirror' han corroborado esta información.
Horas antes de la incursión, la Policía se había visto obligada a intervenir con disparos al aire y gases lacrimógenos para impedir que los manifestantes tomaran el acuartelamiento próximo a la residencia, en la calle Chatham.
Tras tomar la residencia presidencial, otro grupo de manifestantes ha entrado en las oficinas del mandatario en la capital y una tercera concentración se encuentra justo a las puertas del Banco Central del país.
En medio de este caos, el primer ministro del país, Ranil Wickremesinghe, antiguo rival del presidente ceilandés, reconvertido en última oportunidad para sacar al país de la crisis, ha convocado una reunión de emergencia con los líderes políticos para discutir la situación actual y pedido al presidente del Parlamento la convocatoria inmediata de una sesión urgente, informa el portal News First.
La concentración había sido aprobada por las autoridades a pesar del enésimo toque de queda declarado el viernes en la capital.
En lo que se refiere al capítulo provisional de víctimas, fuentes del Hospital Nacional de Colombo han informado de que al menos 32 personas, entre ellas dos policías, han recibido ya atención médica en el centro, de acuerdo con el 'Daily Mirror'.
HARTAZGO
El asalto a la residencia presidencial supone la culminación de meses de protestas durante lo que se considera ya como la peor crisis económica que está atravesando el país desde su independencia en 1948.
Decenas de miles de personas, entre ellas abogados, artistas y conocidas personalidades de la sociedad civil, han marchado detrás de monjes budistas para exigir de una vez por todas la disolución del Gobierno, con el presidente a la cabeza, a quien responsabilizan de una catástrofe económica que, a pie de calle, ha dejado a la población prácticamente sin combustible ni acceso a bienes de primera necesidad.
El colapso económico de Sri Lanka ha acabado señalando al gobierno del presidente y sus familiares, entre ellos su hermano y ex primer ministro Mahinda, obligado a dimitir en favor de Wickremesinghe por la presión popular.
Se ha culpado al clan de tomar decisiones que han llevado a una grave escasez de todo, desde combustible hasta medicamentos, una inflación cercana al 55 por ciento -- con previsión del 70 por ciento en los próximos meses --, apagones diarios de hasta 13 horas, un impago histórico de la deuda y la imposibilidad de acceder a gasolina o diésel.
De hecho, a principios de mes, Sri Lanka se convirtió en primer país del mundo en restringir la venta de combustible a la ciudadanía desde la crisis del petróleo de los años 70 a través de un decreto en el que los propietarios de vehículos privados tienen prohibido usar las gasolineras hasta el 10 de julio.
La nación necesita además unos 6.000 millones de dólares en ayuda del Fondo Monetario Internacional y de países como India y China para salir adelante durante los próximos seis meses, según el primer ministro. Las autoridades locales se han pasado las últimas semanas acelerando las conversaciones de rescate con el FMI y otros organismos para obtener otras nuevas fuentes de financiación.
A pesar de que el primer ministro estimó esta semana que las conversaciones habían arrojado buenas perspectivas iniciales, la revolución que ha estallado este sábado podría cambiar radicalmente el rumbo de las negociaciones.