NUEVA YORK 19 Ene. (EUROPA PRESS) -
Junto a la Declaración de Independencia de Estados Unidos, allá por 1776, se firmó la Declaración de Derechos de Virginia, que aseguraba que "todos los hombres son por naturaleza igualmente libres". Sin embargo, esta frase no se hizo del todo efectiva para la población negra hasta que el activista proderechos civiles Martin Luther King pronunció su discurso 'I have a dream' ("Tengo un sueño").
Estados Unidos, que se fundó con las ideas democráticas como bandera, rinde homenaje a Martin Luther King cada tercer lunes de enero. Es uno de los días de fiesta que se celebran en todo el país. De esta manera, todos los norteamericanos saben que tienen un día libre gracias a que un hombre fue asesinado hace 47 años mientras defendía que los negros tuvieran el mismo trato ante la Ley que cualquier otro ciudadano.
Martin Luther King nació el 15 de enero de 1929 en el seno de una familia tradicional estadounidense. Su padre, al igual que él, era un pastor protestante muy comprometido con las ideas del cristianismo. Aunque en un principio padre e hijo se llamaban Michael, se cambiaron el nombre a Martin Luther en honor al reformador de la Iglesia, Martín Lutero. Desde el primer momento, tenía la intención de que algo en la sociedad debía reformarse.
Inspirado por sus convicciones religiosas y por el éxito de la "no-violencia" del activista indio Mahatma Gandhi, King empezó su campaña por los derechos civiles de los negros de manera pacífica. Su intención no era la de la confrontación con un sector de la sociedad, sino la reconciliación y la igualdad.
En un país en el que muchos negros no conseguían acceder a puestos de trabajo, en el que había cuartos de baño para negros, en el que los hijos de los negros no iban a los mismos colegios que los de los blancos y en el que había trabas para votar según el color de la piel, Martin Luther King no invocó la lucha revolucionaria. Invocó el sueño americano.
"Sigo teniendo un sueño. Se trata de un sueño que está profundamente enraizado en el sueño americano", pronunció King ante más de 250.000 personas en una manifestación celebrada en 1963 frente al monumento a Abraham Lincoln en Washington. "Tengo el sueño de que un día esta nación se levante y viva el auténtico significado de sus creencias", añadió.
"Tengo el sueño de que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos puedan sentarse juntos en la mesa de la hermandad", confesó King. "Y si América pretende ser una gran nación, esto debe hacerse realidad", aseguró tajantemente el líder activista.
Este discurso, 'I have a dream', fue uno de los motivos de que King recibiera el Premio Nobel de la Paz de 1964 por ser "la primera persona del mundo occidental que ha demostrado que una lucha puede ser ganada sin violencia".
King se desplazó a Tennessee en 1968 para ayudar en la defensa de unos trabajadores negros porque estaban recibiendo un trato desigual por su condición racial. Muchos partidarios de la segregación racial fueron con la intención de boicotear varios de sus actos. Un 4 de abril de ese mismo año, Martin Luther King pronunció su último discurso, pues esa noche recibió un disparo que acabó con su vida.
Sin embargo, el legado de King siguió adelante. Los sucesivos presidentes norteamericanos se fueron comprometiendo cada vez más con sus valores. Algo que empezó con el fin de las políticas de segregación racial a lo largo de la década de los 70 y que culminó cuarenta años después de su muerte, cuando Estados Unidos eligió al primer presidente afroamericano, Barack Obama.
Desde entonces, Martin Luther King se ha convertido en un referente de la lucha por los Derechos Humanos en todo el mundo. Su influencia puede verse en grandes activistas como el primer presidente negro de la historia de Sudáfrica, Nelson Mandela, que acabó con la férrea política de segregación conocida como 'Apartheid'. De hecho, Mandela llegó a pedir en un mitin político que sus seguidores tenían que "probar que Martin Luther King tenía razón".