MADRID 5 Ago. (EUROPA PRESS) -
Más de 130.000 refugiados burundeses del desbordado campamento de Nyarugusu, en Tanzania, han sido vacunados contra la enfermedad del cólera, según ha informado este miércoles Médicos Sin Fronteras (MSF) en un comunicado.
La organización ha dicho que el pasado 27 de julio terminó con éxito la campaña de vacunación, llevada a cabo en colaboración con el Ministerio de Salud de Tanzania, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Se trata de la segunda ronda en respuesta a un brote que se produjo entre los refugiados en mayo de este año.
La vacuna debe ser inyectada en dos dosis y ofrece un alto nivel de protección contra la enfermedad. No obstante, MSF ha advertido de que también son necesarias otras medidas preventivas y de control, de las que no dispone el campamento.
"La vacunación es una respuesta urgente y esencial para evitar perder vidas; pero para reducir el riesgo de que se produzcan nuevas epidemias, las condiciones sanitarias en Nyarugusu deben mejorarse rápidamente", ha declarado la coordinadora de Emergencias de MSF, Sita Cacioppe.
En la primera ronda, realizada en junio, 107.000 personas, el 92 por ciento las personas que había en el campamento en aquel momento, recibieron una primera dosis de la vacuna. Sin embargo, ACNUR ha recordado que desde entonces han llegado 20.000 personas más, por lo que la ONG planea organizar una "ronda rápida de puesta al día" para dar una segunda dosis a los nuevos refugiados.
La violencia y la inseguridad alrededor de las elecciones de Burundi han provocado que 82.000 personas se desplacen hasta el país vecino, uniéndose a los 64.000 congoleños que viven en el campamento desde hace casi 20 años, con lo que el número de refugiados se ha duplicado en apenas tres meses.
CONDICIONES MUY PRECARIAS
Cacioppe ha denunciado que, debido a que todos los servicios de Nygarugusu se han desbordado, la gente vive hacinada en condiciones insalubres y tiene que hacer colas durante horas para conseguir agua potable.
También ha recordado que las organizaciones humanitarias, que se esfuerzan por cubrir las necesidades básicas como el refugio, el agua y los alimentos, deben hacer frente a diarreas relacionadas a la mala situación sanitaria, enfermedad que se une a la grave malaria y a varios casos de infecciones respiratorias.
"Con unas condiciones de vida tan precarias como estas, el riesgo de que se produzcan epidemias es alto. Cuando en unas semanas llegue la temporada de lluvias, la situación podría deteriorarse aún más, ya que muchos refugiados se han instalado en zonas proclives a ser inundadas", ha lamentado Cacioppe.
Con tal de aliviar la situación, MSF ha puesto en marcha un sistema que distribuye más de 280.000 litros de agua al día a diversos puntos del campamento. Sin embargo, ha dejado claro que todavía queda mucho por hacer en materia de saneamiento.
"Tratamos de explicar a las familias la necesidad de lavarse las manos con jabón para protegerse de enfermedades, pero muchos de ellos no han recibido ni una sola pastilla desde su llegada", ha explicado Cacioppe, añadiendo que esperan la colaboración de otras organizaciones para poder atender las necesidades médicas.