Más de 26.000 niños muertos o mutilados por la guerra en Afganistán en los últimos 14 años, según Save the Children

Niñas en una clase en un colegio afgano
Niñas en una clase en un colegio afgano - SAVE THE CHILDREN AFGANISTÁN
Publicado: lunes, 23 noviembre 2020 10:16

MADRID 23 Nov. (EUROPA PRESS) -

Más de 26.000 niños han muerto o han quedado mutilados como consecuencia de la guerra en Afganistán durante los últimos catorce años, lo que supone una media de cinco niños fallecidos o heridos cada día en ese periodo, según un informe de Save the Children.

El estudio de la organización no gubernamental pone cifras a las consecuencias de la guerra en la población infantil al señalar que al menos 26.025 niños han muerto o han resultado mutilados en los últimos catorce años de conflicto en el país centroasiático.

Shogofa, una niña de nueve años de la provincia de Faryab, en el norte de Afganistán, resultó gravemente herida en un ataque con un cohete contra su casa que acabó con la vida de tres de sus hermanos. "Nuestra casa fue destruida. Mis tres hermanos murieron y me herí la mano. Estuve llorando y llorando. Ahora vivimos en una tienda. Espero que haya paz y que podamos mudarnos", ha explicado a la ONG.

La pandemia de coronavirus ha empeorado aún más la situación en Afganistán, aumentando las necesidades humanitarias, especialmente en el caso de los niños. Según las estimaciones de Naciones Unidas, siete millones de niños necesitan ayuda urgente y la petición de fondos para ayuda humanitaria en 2020 de Naciones Unidas todavía no ha conseguido la mitad de los recursos financieros reclamados.

El informe de Save the Children pone de manifiesto que entre 2017 y 2013 se han registrado más de 300 ataques contra escuelas y colegios que han dejado muertos o heridos a 410 estudiantes y profesores. Además, señala que 3,7 millones de niños, casi la mitad de los niños de primaria de Afganistán, no pueden asistir a la escuela.

Además, 14 millones de personas, cerca del 50 por ciento de la población de Afganistán, necesitan ayuda humanitaria y más de 7 millones de niños están en riesgo de padecer hambre en 2020. En este contexto, tres millones de niños afganos de menos de cinco años sufren desnutrición.

MIEDO CONSTANTE DE LOS PADRES A QUE MUERAN SUS HIJOS

El director de Save the Children en Afganistán, Chris Nyamandi, ha alertado en un comunicado de la grave situación que afrontan los padres y los niños en el país centroasiático. "Imaginen vivir con el miedo constante de que hoy podría ser el día en que su hijo muere por un atentado suicida o un ataque aéreo. Esta es la desalentadora realidad para decenas de miles de padres afganos cuyos hijos han muerto o han resultado heridos", ha afirmado.

La pandemia de coronavirus se ha sumado a la "miseria" que ya padecían los niños y es un problema que "debe ser abordado con nuevos fondos", ha subrayado. "En un momento en el que las necesidades humanitarias aumentan más que nunca, se trata de una lucha por garantizar los fondos que se necesitan para ayudar a la población", ha indicado.

Nyamandi ha subrayado que la Conferencia de Afganistán que comienza esta semana en Ginebra representa "un momento crucial" para que los gobiernos "reafirmen su apoyo" al país y a "sus millones de niños" en un momento en el que "es más necesario que nunca".

El director de Save the Children en Afganistán ha emplazado a la comunidad internacional a aumentar los fondos para financiar la educación en el país centroasiático, "especialmente para las niñas", "así como para proteger los intereses de las personas con discapacidades y de otros grupos vulnerables". También ha reclamado que aumenten el gasto en sanidad "para apoyar a los niños, muchos de los cuales están viviendo con heridas que han cambiado sus vidas por verse atrapados en el conflicto".

Por último, ha pedido a la comunidad internacional que trabaje con el Gobierno de Afganistán para "garantizar" que las leyes afganas relacionadas con la protección de los menores "están plenamente dotadas y se aplican en todo el país", al tiempo que ha abogado por alcanzar "un acuerdo de paz duradero y seguro para que las futuras generaciones puedan crecer libres del miedo a la violencia y la muerte"