MAIDUGURI (NIGERIA), 30 (Thomson Reuters Foundation/EP)
Más de 30.000 niños han perdido o han sido separados de sus familias en Nigeria, durante una insurgencia que ha forzado el desplazamiento de dos millones de personas que huyen del grupo terrorista Boko Haram.
Al menos dos tercios de estos niños viven con algún pariente, pero el resto, cerca de 10.000, se ven obligados a valerse por sí mismos, según ha informado el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Los trabajadores humanitarios tratan de reunir a estos niños separados con sus padres, algo que puede llevar varios meses y aumenta las posibilidades de que acaben siendo víctimas de matrimonio infantil, trabajos forzosos y abusos sexuales, según han asegurado las agencias de ayuda humanitaria.
"Los niños pueden llegar a recurrir a la mendicidad, la venta ambulante y al sexo transaccional para sobrevivir", ha señalado la jefa de protección infantil de UNICEF, Rachel Harvey.
Usman, un niño de 13 años, huía junto con su madre de una ofensiva de Boko Haram en el noreste de Nigeria cuando dos milicianos del grupo yihadista le atacaron. "Tenía miedo de morir... de no volver a ver a mi madre", ha asegurado Usman a la Fundación Thomson Reuters.
Durante dos meses, Usman no supo nada de su madre hasta que dos trabajadores humanitarios le informaron de la habían encontrado en la ciudad nigeriana de Maiduguri.
SEGUIMIENTO Y LOCALIZACIÓN
Los niños que llegan a un campamento o comunidad sin sus padres o solos son rápidamente trasladados a los grupos de ayuda locales, que llevan a cabo programas de localización y reunificación de familias.
Los trabajadores humanitarios y voluntarios intentan obtener la mayor información posible de los niños y la comparten con el resto de trabajadores del noreste de Nigeria, quienes van de campamento en campamento y de comunidad en comunidad en busca de los parientes de los niños.
Al menos tres cuartos de las 1,8 millones de personas desplazadas por Boko Haram, viven en comunidades en lugar de campamentos, algo que complica el trabajo y requiere mucho tiempo, según ha informado la coordinadora del programa de restauración familiar del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Myriem el Khatib. "Fuera de los campamentos, el patrón de desplazamiento es más aleatorio y hay muchas zonas a las que aún no podemos acceder debido a los ataques. Normalmente el proceso dura muchos meses", ha añadido.
El proceso de reunificación no es siempre simple, ya que las familias de acogida o los cuidadores que se ocupan de los niños que están solos pueden negarse a dejarlos ir, según ha informado el Centro para la Salud y el Desarrollo de la Comunidad (CHAD, en inglés).
Algunas personas obligan a los niños a que trabajen o, en el caso de las niñas, intentan casarlas por dinero. Otros desean tener a otro niño bajo su custodia para recibir más ayuda humanitaria, ha señalado la jefa de localización y reunificación de CHAD, Shadrach Adawara.
"Hubo un caso en el que un hombre se negó a liberar a sus sobrinos porque quería casar a la hija mayor de los hermanos", ha asegurado Adawara. "Afortunadamente, los niños pudieron volver con su padre", ha añadido.
En algunos casos, los niños pueden decidir no volver con sus padres o parientes, ya que han sufrido abusos, han sido forzados a trabajar o deciden prescindir de sus familias porque supondrían una carga añadida para las familias.
Según cifras recogidas por UNICEF, hasta ahora sólo 400, del total de 32.000 niños que viven solos o sin sus padres, han vuelto con sus familias.