LESBOS 10 Oct. (Reuters/EP) -
A pesar de que el flujo de inmigrantes a las islas griegas ha descendido en los últimos meses, más de 6.000 solicitantes de asilo malviven todavía atrapados en los dos campos de refugiados de la isla de Lesbos, que según los testimonios de sus habitantes son "una cárcel".
Siete meses después de que la Unión Europea y Turquía firmasen un acuerdo en materia de inmigración, con el objetivo de detener el flujo de refugiados procedentes de Oriente Próximo, apenas llegan embarcaciones con inmigrantes a las costas de Lesbos, que en 2015 fue uno de los epicentros de la crisis migratoria.
No obstante, todavía hay más de 6.000 inmigrantes varados en los dos campos para refugiados que tiene la isla, que en un principio fueron construidos para unas 3.000 personas. Las autoridades no les permiten viajar hacia la península griega y la gran mayoría de los habitantes de Lesbos rechazan su presencia.
Las tensiones crecen cada vez más en la pequeña isla del Mediterráneo, y en muchas ocasiones tienen lugar enfrentamientos violentos. En septiembre se produjo un grave incendio en el campo de refugiados de Moria, una antigua base militar, lo que obligó a miles de refugiados a huir de sus tiendas de campaña.
La Policía local está investigando un caso de violación contra una adolescente paquistaní por parte de cuatro jóvenes del mismo país. De acuerdo con los testimonios de las mujeres de los campos de la isla, viven constantemente con miedo a ser agredidas sexualmente.
"ESTO ES UNA CÁRCEL"
"Dicen que esto es un campo de refugiados, pero esto es una cárcel", ha afirmado Kamal Hassan Hussein, un somalí de 30 años que vive en Moria. "Todos los días estamos pensando constantemente en cómo vamos a encontrar comida, cómo vamos a conseguir agua, cómo podemos ir al baño", ha explicado. "Aquí estoy en una cárcel. Es difícil contactar con mi familia, es difícil comer y es difícil dormir", ha añadido.
Se estima que hay unos 5.000 inmigrantes en Moria, cuya función en un primer momento era proporcionar cobijo a aquellos solicitantes de asilo que cumplieran los requisitos necesarios para poder acceder al programa de reasentamiento de la UE.
Según un portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) los inmigrantes que viven en Moria duermen en tiendas de campaña que han proporcionado las diferentes ONG que operan en la zona. "ACNUR ha descubierto que los campos de refugiados en las islas todavía están abarrotados, y que las condiciones de vida son muy difíciles", ha declarado Roland Schoenbauer, portavoz de ACNUR.
Muchas de esas tiendas de campaña no soportan la lluvia ni los fuertes vientos que soplan en los meses de invierno y otoño en la isla. Por otra parte, el recinto no cuenta con ningún tipo de calefacción y los sistemas de saneamiento y gestión de aguas sucias son muy escasos. Las fuertes lluvias que han tenido lugar a lo largo del fin de semana han convertido los senderos de tierra en un barrizal.
De acuerdo con la ONG Amnistía Internacional, la comida escasea constantemente en Moria, en especial la leche destinada a los menores de dos años. Las duchas portátiles y los retretes instalados en el campo son "extremadamente antihigiénicos". Según los habitantes del campo se producen peleas constantemente a la hora de esperar colas por comida y la Policía nunca interviene.
Se estima que a lo largo de las islas griegas habitan hoy en día alrededor de 15.000 personas, en campos para refugiados diseñados para menos de 8.000 individuos.
El acuerdo entre la Unión Europea y Turquía impide que los solicitantes de asilo se trasladen fuera de Grecia, y en la mayor parte de las ocasiones, fuera de las islas, hasta que su solicitud de asilo haya sido tramitada.
"Es imposible meter a más gente en el mismo espacio", ha declarado Schoenbauer. "Va a ser una situación en la que pierde todo el mundo, si no se reduce el número de solicitantes de asilo que viven en las islas", ha señalado.
Además de la población de inmigrantes de las islas, se estima que otros 50.000 solicitantes de asilo viven en campos para refugiados a lo largo de Grecia, en su mayoría procedentes de Siria, Irak y Afganistán. Muchos de ellos cumplen con los requisitos necesarios para ser seleccionados en el programa de reasentamiento de la UE, que pretende trasladar a unos 160.000 inmigrantes de Grecia e Italia a lo largo de la Unión Europea en un periodo de dos años.