MADRID, 4 May. (EUROPA PRESS) -
Más de la mitad de las niñas rohingya que se han visto forzadas a huir del noroeste de Birmania se han convertido en víctimas del matrimonio infantil y de las redes de trata de personas, según ha mostrado este jueves una encuesta publicada por Naciones Unidas que también ha ilustrado un enorme número de casos de violencia doméstica.
Desde 2012, la violencia y los continuos enfrentamientos entre la comunidad rohingya y la mayoría birmana en el estado de Rajine han forzado a más de 168.000 miembros de la minoría musulmana a huir de la región, entre ellos un alarmante número de niñas y mujeres, de acuerdo con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Alrededor de 1,1 millones de rohingya viven en el norte de Birmania, en condiciones muy similares al apartheid que sufrieron los negros en Sudáfrica. La inmensa mayoría de los birmanos son budistas y de la etnia burma, por lo que consideran que los rohingya, que profesan la fe musulmana, son inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh, a pesar de que son un colectivo originario del estado de Rajine.
En una encuesta en la que han participado 85 mujeres y niñas rohingya que se han visto forzadas a huir a India, Malasia e Indonesia, ACNUR ha descubierto que el 60 por ciento de las encuestadas se han casado antes de cumplir los 18. La edad media a la que han tenido a su primer hijo también es de 18 años.
Por otro lado, un tercio de las 85 jóvenes entrevistadas han asegurado que son víctimas de violencia doméstica, una tendencia que, de acuerdo con sus testimonios, va en aumento entre las comunidades de rohingya desplazados.
"Por lo general las asesoramos y les contamos qué opciones tienen, y si se muestran de acuerdo, las mandamos a un refugio para mujeres vulnerables", ha explicado la portavoz de ACNUR en Asia, Vivian Tan, en declaraciones a Thomson Reuters Foundation.
El creciente número de mujeres y niñas rohignya que se están viendo obligadas a dejar sus hogares debido a la persecución, la violencia y el acoso que sufren por parte de la mayoría budista de Birmania ha aumentado la preocupación a nivel internacional, ya que su situación las convierte en un colectivo especialmente vulnerable al tráfico de personas, la explotación sexual y el matrimonio infantil.
ACNUR ha alegado que las entrevistas que ha realizado a las 85 mujeres en su último informe, "Informe de 2016 sobre las Migraciones Mixtas en el Sureste Asiático", tenían como objetivo ilustrar "las continuas vulnerabilidades a las que tienen que hacer frente las mujeres rohingya en el exilio.
Se estima que hay alrededor de 8.000 mujeres rohingya de entre 14 y 34 años en India, Indonesia y Malasia. De acuerdo con los testimonios de las jóvenes encuestadas, mientras que la mayor parte de las que viven en India escogieron a sus propios maridos y no fueron obligadas a contraer matrimonio, más del 76 por ciento de las residentes en Malasia fueron forzadas a casarse por redes de tráfico de personas.
Varios grupos de Derechos Humanos ya habían denunciado que se estaba produciendo un aumento del número de niñas forzadas a casarse entre los refugiados rohingya a raíz del aumento de la violencia en Rajine en el último año. De acuerdo con ACNUR, se han registrado incontables casos de traficantes vendiendo niñas a hombres rohingya como esposas.
Ya que a los refugiados rohingya no se les permite trabajar en la inmensa mayoría de los países de acogida, tan sólo un 7 por ciento de las mujeres encuestadas cuenta con un trabajo remunerado, por lo que la mayoría dependen económicamente de sus maridos o padres.
AUMENTO DE LA VIOLENCIA EN RAJINE
En octubre del año pasado, una serie de ataques contra varios controles fronterizos por un grupo de insurgentes rohingya causó la muerte de 9 policías birmanos. Como respuesta, el Ejército inició una campaña militar en el estado de Rajine, clausurando todo el estado y dando pie a la crisis política más grave que ha sufrido el país desde que la actual líder birmana, la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, accedió al poder el año pasado.
En febrero, un informe de Naciones Unidas acusó a las fuerzas de seguridad birmanas de haber ejecutado de forma masiva y violado en grupo a miles de rohingya durante la operación militar contra los insurgentes, hechos que pueden constituir crímenes contra la Humanidad, según advirtió la organización internacional.
El Ejército birmano ha negado en todo momento las acusaciones, ya que alega que está tomando parte en una operación militar completamente legítima contra grupos terroristas insurgentes en la región.