MADRID, 22 Dic. (EUROPA PRESS) -
Más del 50 por ciento de los niños rohingya que han huido de Birmania hacia el campo de refugiados de Cox Bazar, en Bangladesh, sufren desnutrición aguda, anemia y otras enfermedades, según un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
"Los niños refugiados, que ya han soportado un sufrimiento inimaginable huyendo de sus hogares, se enfrentan ahora a una crisis de salud pública", ha declarado el representante de UNICEF en Bangladesh, Edouard Beigbeder.
La organización ha realizado tres estudios sobre salud a más de 1.700 niños en los campos de refugiados de Kutupalong y Nayapara, y en los asentamientos informales de Ukhia y Teknafy. Ha concluido que cerca de la mitad de ellos tienen anemia, el 60 por ciento presenta infecciones respiratorias agudas y hasta un 40 por ciento tiene diarrea.
Además, más del 25 por ciento de los niños menores de cinco años tiene desnutrición aguda. Este dato supera ampliamente el umbral de emergencia, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece en el 15 por ciento.
Esta crisis de nutrición es más intensa en el campo de refugiados de Kutupalong y en los asentamientos improvisados, que tienen las tasas más altas de desnutrición aguda. La más alta se registra en Kutupalong, con un 7,5 por ciento, seguido de los asentamientos improvisados (3 por ciento) y del campo de refugiados de Nayapara (1,3 por ciento).
"La combinación de la desnutrición, la diarrea y las infecciones hace a los niños especialmente vulnerables. Las organizaciones humanitarias sobre el terreno ya han ampliado su capacidad para tratar a los niños con desnutrición severa, pero se deben aumentar los esfuerzos para garantizar que estos niños tienen acceso a dietas apropiadas, agua limpia y atención sanitaria", ha reclamado Beigbeder.
Menos del 16 por ciento de los niños está consumiendo una dieta aceptable y el 30 por ciento de los niños menores de seis meses no está siendo alimentado exclusivamente mediante lactancia materna.
Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Birmania no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh, lo que les despoja de la mayoría de los derechos y libertades de los que disfrutan otros habitantes. Se calcula que cerca de un millón de personas se han visto obligadas a desplazarse por este motivo.