El secretario de Defensa estadounidense, James Mattis
REUTERS
Actualizado: lunes, 20 febrero 2017 12:23

BAGDAD, 20 (Reuters/EP)

El nuevo secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, ha subrayado este lunes, en una visita por sorpresa a Bagdad, que las Fuerzas Armadas estadounidenses no están en Irak para hacerse con el petróleo de los iraquíes.

Mattis ha llegado a Irak en su primer viaje como jefe del Pentágono para recabar información y análisis de primera mano de los mandos militares sobre la situación de la campaña contra Estado Islámico y la ofensiva para desalojar a sus milicianos de la ciudad de Mosul.

El mensaje de Mattis contrasta con el que lanzó el presidente estadounidense, Donald Trump, cuando aseguró en enero ante el personal de la CIA que Estados Unidos debería haberse "quedado" con el petróleo de Irak. "Deberíamos habernos quedado el petróleo, pero está bien. Quizá tengan otra oportunidad", añadió.

El mensaje de este lunes del jefe del Pentágono marca distancias con el discurso de Trump. "No estamos en Irak para quedarnos con el petróleo de nadie", ha afirmado, en declaraciones a los periodistas que le acompañan en su viaje por sorpresa a Irak.

Trump ha admitido que Mattis no está de acuerdo con él en algunos temas como el uso y la eficacia de las torturas como método de interrogatorio y también ha asegurado que ese tema corresponde al titular del Departamento de Defensa.

Mattis también ha expresado una visión más crítica hacia Rusia y el presidente ruso, Vladimir Putin, denunciando incluso que las autoridades de Moscú tienen el objetivo de romper la Alianza Atlántico. Este domingo, Mattis también se distanció de Trump, que define a los medios como "el enemigo del pueblo americano", y aseguró que no tiene problemas con la prensa.

General retirado del cuerpo de Marines de Estados Unidos, el jefe del Pentágono ha abogado por hacer una excepción en el decreto migratorio de Trump para que los iraquíes que han trabajado para las Fuerzas Armadas estadounidenses no se vean afectados por la prohibición de entrada en el país.

Mattis ha afirmado que no ha visto el nuevo decreto migratorio . que está estudiando el Gobierno. "Pero ahora mismo puedo asegurarles que daremos los pasos para permitir que los que han luchado con nosotros puedan, por ejemplo, ser autorizados para acceder a Estados Unidos", ha declarado.

Mattis está finalizando los planes para acelerar la derrota de Estado Islámico y tiene previsto reunirse con altos mandos estadounidenses y autoridades iraquíes en su visita a Bagdad. Su viaje llega un día después de que el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, anunciara el inicio de la ofensiva en el oeste de Mosul, donde los milicianos de Estado Islámico se mantiene parapetados junto a unos 650.000 civiles.

Los milicianos del grupo terrorista fueron desalojados del este de la ciudad en enero tras unos 100 días de combates. El comandante de las fuerzas de Estados Unidos en Irak, el teniente general Stephen Townsend, ha asegurado que cree que las fuerzas apoyadas por Estados Unidos lograran hacerse con Mosul y con la ciudad de Raqqa, el mayor bastión de Estado Islámico en Siria, en los próximos seis meses.

La revisión estratégica del secretario de Defensa podría traducirse en el despliegue adicional de fuerzas militares que superaría los 6.000 efectivos destacados actualmente en Irak y en Siria.

Los expertos creen que el Pentágono podría estudiar aumentar el número de helicópteros de ataque y desplegar más artillería, además de dar más autoridad a los comandantes operativos que luchan sobre el terreno contra Estado Islámico.

Mattis afirmó en el Senado en enero que la principal prioridad de Estados Unidos en Irak será "garantizar" que no se convierte en un "cuarto trasero" del régimen de Teherán, que tiene estrechos vínculos con los chiíes que controlan el Gobierno iraquí.

La lucha de poder entre las diferentes sectas religiosas y facciones políticas parece estar reforzándose en Irak. El influyente clérigo chií Moqtada al Sadr, que es abiertamente hostil a las políticas de Estados Unidos en Oriente Próximo, ha empezado a movilizar a sus seguidores ante la proximidad de las elecciones parlamentarias y provinciales.

Al Sadr ha asegurado este lunes que el Gobierno debería exigir la retirada de todas las fuerzas estadounidenses y sus aliados cuando termine la batalla por el control de Mosul. "El Gobierno tiene que exigir que todas las fuerzas ocupantes y las llamadas amigas salgan de Irak para preservar el prestigio y la soberanía del Estado", ha afirmado.

El principal rival de Al Sadr es el ex primer ministro Nuri al Maliki, un político pro iraní que podría intentar volver a hacerse con la jefatura del Gobierno.

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