BRUSELAS, 3 Dic. (EUROPA PRESS) -
La primera ministra británica, Theresa May, afronta este lunes el ultimátum dado por la Unión Europea para sentar las bases del divorcio y empezar a hablar del marco de las relaciones tras el Brexit y lo hará con un almuerzo en Bruselas con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Los 27 exigen pactar las condiciones prioritarias de salida antes de pasar a la segunda fase, lo que implica garantizar los derechos de los ciudadanos comunitarios en las islas tras el Brexit, fijar la factura de salida que deberá asumir Londres y hallar una solución para la frontera irlandesa.
Las partes han señalado en las sucesivas rondas avances relevantes en materia de derechos para los europeos, pero tuvieron que intensificar los contactos a todos los niveles para superar el "punto muerto" en el que se encontraba el resto de la negociación y del que alertó el negociador europeo, Michel Barnier.
El nuevo impulso permitió la semana pasada importantes avances en la cuestión financiera y se llegó a hablar de un acuerdo tras aceptar May una factura de entre 40.000 y 49.000 millones de libras (de 45.000 millones a 55.000 millones de euros); una cifra publicada en la prensa pero no reconocida por fuentes oficiales.
Así las cosas, en la recta final a dos semanas de que los líderes de la UE formalicen si es posible o no pasar a la segunda fase, la cuestión de la frontera irlandesa se presenta como último escollo.
Bruselas apunta al Gobierno de May como el responsable de presentar una solución que evite reinstaurar una frontera física y estricta entre Irlanda del Norte e Irlanda por la salida de Reino Unido del Mercado Único y de la Unión Aduanera.
El temor a que la vuelta a los controles en la única frontera terrestre entre Reino Unido y la UE ponga en riesgo los años de estabilidad tras los acuerdos de paz de Viernes Santo hacen de este capítulo un asunto sensible que podría comprometer el acuerdo general.
A este respecto, el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, avisó de nuevo el viernes desde Dublín sobre la unidad del bloque a 27 y sugirió que respaldarían a Irlanda si este país veta la solución que planteen los británicos para el Úlster.
"Déjenme decirlo muy claro: si la oferta de Reino Unido es inaceptable para Irlanda también será inaceptable para la Unión Europea", dijo Tusk en una rueda de prensa acompañado por el primer ministro irlandés, Leo Varadkar.
En cualquier caso, sea cual sea el resultado del almuerzo entre May y Juncker con el que se quiere dar el último impulso a las conversaciones, fuentes comunitarias advierten de que de ese encuentro no saldrá el veredicto sobre el paso a la segunda fase.
El negociador europeo informará de los detalles y hará un diagnóstico de la situación el miércoles ante el Colegio de Comisarios, ya que es Barnier el encargado de redactar la "recomendación" formal que dé por buenos --o insuficientes-- los pasos dados hasta ahora y apunte los pasos a seguir.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE a 27 examinarán entonces en su próxima cumbre del 15 de diciembre si se dan las circunstancias para empezar a hablar con Londres sobre el marco de las relaciones futuras o es necesario más tiempo para cerrar las bases del divorcio.