Las 70 mujeres que trabajan en la iniciativa impulsan la resiliencia local y avanzan hacia su independencia económica
JOAL-FADIOUTH (SENEGAL), 20 (Del enviado de Europa Press, Borja Aranda)
La localidad de Joal-Fadiouth, en la costa de Senegal, cuenta desde hace años con una iniciativa comunitaria centrada en la protección y gestión de esta zona que ha permitido además, a través de la comercialización de productos y la apertura de restaurantes, que las mujeres que trabajan en la misma hayan recibido formación en diversas áreas y avanzado hacia la independencia económica.
El país africano, que tiene un total de 700 kilómetros de costa, hace frente en la actualidad a las amenazas vinculadas con el cambio climático, entre ellas la erosión costera, la salinización de suelos y corrientes subterráneas, la pérdida de zonas arables y la degradación de los manglares, uno de los cuales se encuentra en Joal-Fadiouth, formada por Joal, en la costa, y Fadiouth, erigida sobre una isla de conchas y conectada por un puente.
El lugar, situado en la región de Thiès (oeste) y actualmente parte de un área marina protegida, cuenta con una variada flora y fauna compartida en otras zonas de la Petit Côte --que se extiende desde la península de Cabo Verde, donde se encuentra Dakar, hasta el delta de Sine-Salum--, recuperada en parte por los esfuerzos de la asociación Mboga Yaay, integrada por 70 mujeres.
A estas mujeres se suman otras 25 jóvenes que trabajan en el restaurante existente en las instalaciones, parte de una red de locales dedicados a una cocina fundamentada en mariscos y pescados autóctonos, lo que permite obtener ingresos adicionales para apoyar las labores en diversos sectores, como la fabricación de miel, el carbón bio y otros productos.
"Mboga Yaay significa 'misma madre'. Nosotras somos la misma madre, la misma familia", explica Elizabeth, la presidenta de la asociación durante una visita por parte de periodistas en el marco del lanzamiento de la iniciativa Global Gateway de la Unión Europea (UE) como parte de su trabajo en materia de cooperación al desarrollo en Senegal.
Así, destaca que entre las principales actividades figura la desecación y venta de ostras, si bien el apoyo de la UE y la ONG senegalesa Nebeday les ha permitido expandir sus labores para incluir la apicultura --con miel recogida cada seis meses--, el secado y trillado de conchas de ostras para la fabricación de alimentos para el consumo animal o la venta de productos a partir de la agricultura local.
La asociación cuenta además con una pequeña tienda en la que vende estos productos, tarea que ha alcanzado un nuevo nivel gracias a un acuerdo de cooperación con otros comercios de la zona para la comercialización de los mismos, al tiempo que pueden ser adquiridos a través de un servicio de compra online.
Entre estos productos naturales destacan el aceite de baobab, la miel de manglar --"un poco más salada" que otras mieles-- y la moringa, utilizada para el tratamiento de la fiebre y para facilitar la digestión, entre otras cosas, incluidas aplicaciones en nutrición e higiene.
En la imagen: Mujeres trabajando en la fabricación de carbón en Joal-Fadiouth (Senegal)
Precisamente es la moringa, conocida como "el árbol que no muere", la elegida por la asociación como su símbolo. "Nuestra asociación se ha inspirado en este árbol. A nivel local es muy consumido (...), es una planta que cura mucho y es un árbol fértil", señala una de las mujeres de la iniciativa, que remarca que es además "un árbol que se adapta al clima, a suelos salados y a que haya agua o no" y que "se regenera naturalmente" al reproducirse por esquejes.
FABRICACIÓN LOCAL Y DEFENSA DEL ECOSISTEMA
"Todos los productos son fabricados por las mujeres", ensalza Elizabeth, quien ahonda en que la totalidad de los ingresos obtenidos es repartida entre las trabajadoras, que son "beneficiarias al cien por cien". "Intentamos mantener precios verdaderamente equitativos, desde la transformación hasta la compra", agrega.
Sin embargo, estos ingresos no permiten aún la autosuficiencia de la iniciativa, que cuenta con "un gran acompañamiento" de Nebeday, que en la actualidad financia las formaciones, la compra de material y el refuerzo de las capacidades, si bien el objetivo a largo plazo es aumentar las ganancias para poder cubrir parte de estas funciones a través de las mismas.
De hecho, uno de los problemas a los que hicieron frente al principio fue el de la venta de los artículos de fabricación artesanal, dado que "a menudo, las mujeres producen mucho, pero tienen problemas para vender", según explican desde la asociación.
A estos esfuerzos se suma el realizado para el mantenimiento del ecosistema de cara a consolidar su sostenibilidad y aprovechar su riqueza natural con diferentes finalidades, incluida la instalación de colmenas en los vastos manglares en la zona y la reforestación de los mismos tras el grave deterioro sufrido en los años anteriores.
Así, las mujeres de la asociación trabajan para la plantación de estos manglares, al tiempo que impulsaron una campaña de limpieza y descontaminación de la zona costera, marcada por una fuerte polución por plásticos y otros deshechos, que incluyó contactos con las autoridades locales y labores de concienciación sobre la importancia del respeto del medio ambiente para mantener su equilibrio.
AUMENTO DE LA RESILIENCIA LOCAL
El objetivo de todas estas actividades entronca con los esfuerzos para incrementar la resiliencia de las comunidades locales del delta de Sine-Salum, expuestas a un contexto de vulnerabilidad ecológica acelerada por el cambio climático, que trae aparejado además el riesgo de inundación de zonas bajas.
En la imagen: Manglar en Joal-Fadiouth (Senegal)
La situación especial en el lugar llevó a las autoridades a crear en 2004 el Área Marina Protegida de Joal-Fadiouth, con una superficie de 17.400 hectáreas, incluidas las dependencias marítimas de la comuna, la ensenada y el manglar, según datos de la Dirección de Áreas Marinas Protegidas Comunitarias (DAMCP), dependiente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
En este sentido, la iniciativa se encuadra en el Proyecto TEFESS ('litoral' en wolof), que arrancó en enero de 2022 con una duración de tres años y una subvención de 866.000 euros para hacer frente a la erosión costera y promover una economía local "duradera y respetuosa con el medio ambiente" con el objetivo de elevar la resiliencia de estas comunidades.
Este proyecto se enmarca de forma más general en el programa Cambio Climático y Gestión Integrada de las Zonas Costeras en Senegal --con una financiación de cinco millones de euros para el periodo 2020-2025--, parte de la iniciativa de la UE Alianza frente al Cambio Climático Global y con sus esfuerzos centrados en las áreas de Petit Côte, Sine-Salum y Casamanza, en el sur del país africano.
En este sentido, entre las labores destinadas a conservar el ecosistema figura la formación para que las mujeres que integran la asociación sepan cómo cortar los tallos de los manglares --usados como herramientas de cocina-- sin dañar la raíz para permitir su regeneración, lo que se suma a la creación por la citada área protegida, que cuenta con "periodos de reposo biológico" para permitir su recuperación.
Durante estos periodos, las mujeres de Mboga Yaay dedican sus esfuerzos a otras actividades, incluidas la agricultura, la fabricación de carbón natural o el restaurante. "Es importante diversificar las fuentes de ingresos" detalla Elizabeth, quien incide en que "durante años, estas mujeres han luchado, han limpiado, han abierto un restaurante, han sensibilizado".
"Es verdaderamente un trabajo incansable para poder tener los resultados que hay ahora", dice, antes de insistir en la importancia de seguir "sensibilizando" a la población local, lo que incluye también campamentos de verano para niños, "para que la gente sea consciente de la importancia de que no haya esta contaminación" y pueda conservarse el ecosistema.