MADRID, 3 Jul. (Por Christoper Noon, UNICEF Australia) -
Zanele no es ajena a la enfermedad. De niña, fue testigo de cómo el VIH/SIDA devastó su comunidad y, por desgracia, perdió a su hermana a causa del virus. Hoy lucha contra otra pandemia y esta vez está preparada. "Veía que ella [mi hermana] necesitaba que la asearan, pero las enfermeras estaban ocupadas y eran pocas", dice Zanele.
Zanele Julia Mqhele es enfermera en Sudáfrica. Cuando era niña y visitaba a su hermana en el hospital, vio que el personal de enfermería no podía atenderla por la gran cantidad de pacientes y la escasa plantilla que había. Para los trabajadores sanitarios que se encuentran en primera línea de una pandemia, se necesitan niveles extraordinarios de compromiso y valentía.
Inspirada por la pasión de las enfermeras y la gran necesidad que observó, Zanele se graduó en Enfermería. Desde 2003 cuida de los pacientes y se encarga de que el personal de enfermería no se vea desbordado.
"Para mí, esta es la mejor profesión. Nunca querré ser otra cosa", dice Zanele.
Hoy Zanele vive en Cabo del Este, Sudáfrica, y está luchando contra otra pandemia. El 5 de marzo de 2020, Sudáfrica detectó su primer caso de COVID-19. Desde entonces es el país con más casos del continente africano.
Los profesionales sanitarios como Zanele son los más expuestos al virus. Por desgracia, ella se contagió y sufrió los peores síntomas.
"No podía sentir ningún tipo de motivación. Fue el momento en el que decidí levantarme. Recordé que la gente se estaba muriendo en masa", cuenta. "Entonces, pensé, ¿me toca morir a mí? No, no puedo morir, no ahora. Así que la vacuna era nuestra esperanza", explica.
Los trabajadores sanitarios como Zanele son la razón por la que podemos luchar contra la COVID-19 en todo el mundo. Los trabajadores en primera línea están arriesgando sus vidas para ayudarnos a superar esta pandemia. Pero están agotados y desbordados.
Es nuestra responsabilidad garantizar que puedan continuar con su labor, asegurándonos de que los trabajadores sanitarios estén vacunados, cuenten con personal suficiente y tengan todo el apoyo que necesitan.
Zanele fue una de las primeras de su ciudad en recibir la vacuna contra la COVID-19. Con ella, sigue brindando atención médica esencial. Es importante que quienes están en primera línea se vacunen contra el virus, para que puedan seguir prestando sus cuidados. Los niños y niñas solo estarán seguros si todas las personas de las que dependen están seguras.
UNICEF está impulsando los esfuerzos de asistencia relacionados con la COVID-19
Estamos entregando vacunas en todos los rincones del mundo, proporcionando equipos de protección individual (EPI) y garantizando que la cadena de frío mantenga las vacunas seguras y eficaces. Siempre encontraremos la manera de salvar vidas y, contigo, estamos ayudando a acabar con esta pandemia, vacuna a vacuna.
"LA VIDA DEBE CONTINUAR"
"Me digo a mí misma que esto ha sucedido y que ha habido razones para que ocurra que quizás desconozca", afirma Zanele. "Pero después de todo, la vida debe continuar. Mientras tenga aliento, la vida debe continuar", añade.
El impacto económico de la pandemia ha tenido una repercusión directa en los niños y niña de Sudáfrica. Se calcula que entre abril y junio de 2020 se perdieron 2,2 millones de empleos en el país.
La pérdida de ingresos hizo que las familias tuvieran más dificultades que nunca para mantener a sus hijos. En abril de 2020, el primer mes de confinamiento en Sudáfrica, el 47% de los hogares se quedaron sin dinero para comprar alimentos.
La pasión de Zanele es una inspiración para todos. Son los trabajadores en primera línea quienes nos recuerdan el increíble trabajo que se realiza en todo el mundo para luchar contra esta enfermedad y que tenemos que ayudar como podamos. Recuerda: ¡nadie estará a salvo hasta que todos estemos a salvo!