Contaminación por los pozos de petróleo incendiados en Irak
PHILIPPE KROPF/OCHA
Actualizado: sábado, 12 noviembre 2016 0:07

NUEVA YORK 12 Nov. (EUROPA PRESS) -

Los conflictos armados dejan millones de muertos, heridos y desplazados en todo el mundo todos los años pero hay una víctima de la que apenas se habla: el medio ambiente. Las tácticas modernas de guerra castigan cada vez más el entorno natural, lo que hace necesario una protección internacional equivalente, tal y como reclama Naciones Unidas.

La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha puesto en marcha una campaña para visibilizar las consecuencias que los conflictos armados tienen sobre unos recursos naturales que son fundamentales para la supervivencia.

El ejemplo más actual es la batalla contra el Estado Islámico para recuperar la ciudad iraquí de Mosul. "Al menos 19 pozos de petróleo han sido incendiados entre junio y julio de este año liberando gases tóxicos que destruyen el medio ambiente", señala la OCHA.

Estas emisiones tienen un impacto directo sobre la salud de las personas, "añadiendo otra capa a una crisis humanitaria ya compleja y peligrosa". Así, en la cercana localidad de Mishraq, unas 1.600 personas necesitaron ayuda médica por un incendio en una planta de sulfuros.

"Las familias que huyen de Mosul han sufrido durante años viviendo bajo el Estado Islámico y ahora por la operación militar en curso", recuerda el jefe de operaciones humanitarias de la ONU, Stephen O'Brien. "Los gases tóxicos de los pozos petroleros y las instalaciones industriales incendiadas solo aumentan su padecimiento", afirma.

La OCHA advierte de que, además de los efectos inmediatos, este tipo de contaminación tiene consecuencias sobre el medio ambiente que pueden durar décadas devastando a comunidades enteras. Fue el caso del agente naranja usado durante la guerra de Vietnam, que dejo estéril la tierra.

"Este es tristemente el último episodio de una destrucción del entorno natural iraquí que suma décadas", destaca el jefe de medio ambiente de la ONU, Erik Solheim. En la guerra del Golfo, recuerda, las columnas de humo de los pozos de petróleo eran visibles por satélite.

El problema, apunta la OCHA, es que, si bien la destrucción de los recursos naturales no es nueva, el debate sobre las medidas necesarias para garantizar su protección en el curso de una guerra lleva décadas bloqueado.

El pasado agosto la Asamblea de Medio Ambiente de la ONU emitió una resolución --sin carácter vinculante-- instando a los países a incorporar a su legislación las normas internacionales más importantes sobre la materia.

La Comisión de Derecho Internacional de Naciones Unidas trabaja en una guía sobre cómo las normas, tanto nacionales como de carácter global, pueden proteger el medio ambiente antes, durante y después de las guerras.

Pero nada más, por lo que la ONU pide un impulso definitivo. "Esto no es una ocurrencia. Es imperativo garantizar la eficacia de las leyes y las prácticas para defender a las gentes y sus tierras contra los horrores del conflicto armado".

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