MADRID 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
La inmigración es en la mayoría de los casos voluntaria y contribuye a generar importantes beneficios económicos que, de mejorarse la integración de los inmigrantes en los países de acogida, podrían ser aún mucho mayores, según un estudio publicado por McKinsey Global Institute (MGI).
Bajo el título 'Personas en movimiento: el impacto y la oportunidad de la migración global', el estudio pone de relieve que el 90 por ciento de los 247 millones de migrantes que hay en el mundo se han trasladado de país de forma voluntaria, en general por motivos económicos, mientras que el 10 por ciento restante son refugiados y solicitantes de asilo.
En general, subraya MGI, los migrantes tienden a trasladarse a países vecinos o dentro de su misma región y casi dos terceras partes de ellos residen en países desarrollados, donde a menudo ocupan puestos para los que no hay mano de obra. Entre 2000 y 2014, los inmigrantes supusieron entre el 40 y el 80 por ciento del incremento de la mano de obra en los países de destino, según el estudio.
Según MGI, aunque los inmigrantes solo constituyen el 3,4 por ciento de la población mundial, contribuyeron con casi el 10 por ciento del PIB en 2015, es decir, con unos 6.700 billones de dólares, unos 3.000 billones más de lo que lo habrían hecho si se quedaran en sus países de origen. De esta cantidad, el 90 por ciento benefició a los países desarrollados.
Los inmigrantes siguen sufriendo tasas de paro algo más elevadas que los ciudadanos de los países en los que se encuentran, aunque depende de su cualificación, y suelen ganar entre un 20 y un 30 por ciento menos que los trabajadores nacionales.
"Pero si los países reducen la brecha salarial a solo entre el 5 y el 10 por ciento integrando a los inmigrantes de forma más efectiva a través de varios aspectos como la educación, la vivienda, la sanidad y el compromiso de la comunidad, podrían generar un impulso adicional de entre 800.000 millones y un billón de dólares a la economía mundial al año", ha subrayado MGI.
"Este es un objetivo relativamente conservador pero que puede sin embargo producir efectos positivos más amplios, incluido reducir los índices de pobreza y aumentar la productividad en su conjunto en las economías de destino", ha añadido la firma.