MADRID 16 Mar. (EUROPA PRESS) -
Al menos 16 campesinos, entre ellos nueve mujeres, han muerto por la explosión de una mina colocada por los yihadistas de Estado Islámico en la provincia siria de Raqqa, en el norte del país.
Todos los fallecidos son recolectores de trufas, una profesión que sirve de salvavidas para muchos residentes del norte de Siria a pesar de que es enormemente arriesgada por la existencia de minas sin detonar o la amenaza de ataques directos de las células itinerantes de la organización yihadista que todavía quedan en el país.
Las trufas tienen un alto precio de venta en el mercado, que puede variar entre 200.000 libras sirias (unos 14 euros) y 500.000 libras sirias (unos 36 euros) por kilogramo, lo que se convierte, a pesar de los riesgos, en una buena fuente de ingresos para las familias más castigadas por la grave crisis que vive el país tras más de una década de guerra.
El incidente ha tenido lugar en la localidad de Al Sabja, en la campiña oriental de Raqqa, y ha dejado otros seis heridos, algunos de ellos en estado grave, según las fuentes del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización con sede en Londres, en el interior del país.
El Observatorio ha documentado, solo en 2024, 74 muertos (entre ellos 16 mujeres y 24 niños) por la explosión de munición abandonada por todo el país, así como 71 heridos por este motivo.