BAMAKO, 2 (Reuters/EP)
El Estado Islámico ha reivindicado el ataque perpetrado este viernes contra la base militar de Indelimane, en el norte de Malí, en el que murieron 53 militares y un civil, uno de los ataques más mortíferos perpetrados en los últimos años.
El grupo yihadista ha reivindicado la acción este sábado a través de un mensaje publicado a través de la agencia de noticias Amaq, aunque no aporta pruebas concretas que demuestren su autoría.
Estado Islámico ha reivindicado decenas de acciones en numerosos países desde que el pasado fin de semana muriera el líder del grupo, Abú Bakr al Baghdadi, en una operación de las fuerzas especiales estadounidenses en el norte de Siria.
"Hombres fuertemente armados no identificados atacaron la base a mediodía. El ataque comenzó con el lanzamiento de proyectiles (...). Después se retiraron hacia Níger", ha explicado un portavoz del Gobierno de Malí, Yaya Sangare, en declaraciones a Reuters.
Sangare ha advertido de que la cifra de fallecidos sigue siendo provisional, ya que se está procediendo a la identificación de los cuerpos. Además ha informado de una operación de búsqueda en la zona que cuenta con el apoyo de fuerzas internacionales, incluidas tropas francesas de la 'Operación Barkhane' y de 'cascos azules' de la ONU.
"Los refuerzos enviados han localizado 54 cadáveres, incluido el de un civil, diez supervivientes y considerables daños materiales", ha explicado Sangare a través de Twitter.
Francia ha informado de que un militar francés ha fallecido por la explosión de un artefacto detonado al paso de un blindado de transporte en Malí, un incidente que podría estar relacionado con el ataque de Indelimane.
Francia, antigua potencia colonial en la región, intervino en Malí en 2013 para frenar los avances de grupos islamistas desde el norte de Malí hacia la zona central del país.
Desde entonces, mantiene en la región cerca de 4.500 militares, en el marco de la 'Operación Barkhane', mientras que Naciones Unidas tiene una fuerza de pacificación en Malí con cerca de 15.000 soldados y policías.
La seguridad se ha deteriorado en los últimos meses en la región del Sahel, en especial en Malí, Burkina Faso y el oeste de Níger, donde están presentes filiales de Al Qaeda y Estado Islámico, así como grupos yihadistas autóctonos.
Los ataques también han ayudado a alentar la violencia étnica entre comunidades de agricultores y pastores, en especial en Malí y Burkina Faso.