UNICEF trabaja para acabar con el estigma que rodea a la menstruación y que hace que las niñas no vayan a la escuela
MADRID, 11 Oct. (Por Matshidiso Barsky, especialista de educación de UNICEF Malaui y directora del programa "Mantener a las niñas en la escuela") -
Durante una sesión de 'Menstravaganza' con alumnas de secundaria de una escuela en el norte de Malaui, saqué de mi bolso una caja decorada pequeña y compacta y les pregunté qué creían que era. La respuesta más repetida fue un estuche de maquillaje. Todas se quedaron asombradas cuando les dije que allí llevaba mis compresas limpias y lejos del desorden de mi bolso, luego abrí la caja y todas dieron un grito horrorizadas, algunas incluso se cubrieron la cara.
El hecho de mostrar mis productos higiénicos en público causó un shock a estas niñas, que forman parte de las muchas adolescentes del sur de África que se pierden más de 40 días de colegio al año debido a la menstruación.
A pesar de los tabús, la menstruación es una parte muy importante en la vida de cada joven y cada mujer, que pasan ¡una media de 3.000 días de su vida menstruando! Es decir, 8,2 años, el 12 por ciento de toda su vida. Imagínate que te dicen que te quedes en casa y no hagas nada durante todo ese tiempo. Pues en algunas culturas es lo que ocurre. Las niñas aprenden desde muy pequeñas que cuando tienen la regla deben quedarse en casa porque están enfermas.
El programa de UNICEF Malaui 'Keeping Girls in School' (KGI, Mantener a las niñas en la escuela), promueve que los chicos y chicas rompan las barreras sociales y culturales y se abran al diálogo y al fin del estigma en torno a la menstruación.
Todo comenzó con la publicación del folleto de la higiene menstrual, un libro de bolsillo para ayudar a las niñas a conocer mejor su cuerpo. La publicación se lanzó el pasado mes de julio y ahora se distribuye en las escuelas, aunque se quiere extender su difusión a través de periódicos.
También hemos comenzado la campaña 'Menstravaganza' para promover la higiene y reforzar la autoestima de las niñas.
Según las tasas de alfabetización en Malaui, los niños están en el extremo más alto. Algunas de las niñas del programa KGI comparten con nosotros los obstáculos que encuentran para seguir en el colegio. Me contaron historias personales como que tienen miedo de ir al colegio durante su periodo por temor a ser humilladas por los niños, que podrían rebuscar en sus mochilas y encontrar sus compresas (en el peor de los casos, usadas).
La mayoría de niñas eran muy reacias a lavar sus toallitas sanitarias en la escuela, incluso en las recién instaladas letrinas "amigas de las niñas".
Esto se debe a que en Malaui estas toallitas nunca deben ser vistas en público. Desde el inicio de su primera menstruación a las niñas se les dice que deben lavarlas y secarlas atándolas en su cintura y cubriéndolas con el chitenje (un gran pañuelo tradicional de Malaui) para que no se vean. Las toallitas no siempre se secan por completo, y aunque lo hagan es probable que ya tengan moho o desprendan olor.
El programa KGI ha iniciado grupos de debate de niñas para abordar temas como este. UNICEF desarrolla esta iniciativa con apoyo del Ministerio de Educación, los directores de las escuelas, profesoras, asociaciones de padres y grupos de madres. Lo que esperamos es que a través de la orientación y formación que reciban en estos grupos, las niñas hablen con más facilidad de la menstruación y acabe el estigma en torno a ella.
ACABAR CON LOS MITOS
La experiencia de Menstravaganza ha servido para abrirnos los ojos. Algunas niñas expresaban su miedo a contar a alguien que tenían periodos irregulares, por temor a ser acusadas de haber hecho algo malo o de estar embarazadas. Se les ha contado muchos mitos sobre la menstruación, como la necesidad de mantener relaciones sexuales para librarse de los dolores menstruales, o que tener el periodo es un castigo.
Algo de lo que ya no se quejarán más es de la falta de instalaciones seguras de agua y saneamiento en las escuelas. La construcción de letrinas separadas para niñas es un componente del programa KGI, y aunque siguen siendo reacias a lavar allí sus toallitas menstruales, usan los vestuarios. Este es un paso más en la buena dirección, ya que sabemos que los cambios de hábitos llevan tiempo.
Ha habido otros avances alentadores, como que las niñas se interesen por el concepto de tener recursos creativos y discretos para llevar sus toallitas sanitarias a la escuela sin que los niños se enteren. Esto llegó en algún punto entre el terror que expresaron cuando abrí el estuche donde llevaba yo las mías, y el debate mental sobre la intensidad con que se me juzgó por mi indecencia pública.
Con el programa KGI queremos llegar a 100.000 niñas en Malaui, pero ninguna chica debería quedarse en casa debido a una función fisiológica normal. Una vez visto el impacto que el programa ha tenido ya en miles de niñas hasta ahora, no vemos la necesidad de parar en 100.000. Todas las niñas deberían tener el derecho a vivir y aprender sin perderse ninguna etapa por el camino.
Una niña pasará 8,2 años de su vida menstruando. Pero en lugar de quedarse en casa, podrá completar su educación y convertirse en lo que quiera. ¡En 8,2 años podría llegar al planeta Marte 12 veces! Las posibilidades son infinitas.