MADRID, 5 Sep. (EUROPA PRESS) -
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se ha reunido este lunes con el presidente argelino, Abdelmajid Tebune, en el palacio presidencial, conocido popularmente como El Muradia, para reforzar la cooperación con Argelia y tratar de limar asperezas ante los desafíos en la región.
"En Argel para reforzar la cooperación con la Unión Europea. La estabilidad y la seguridad regionales, la energía, el comercio y la prosperidad son nuestros objetivos comunes", ha dicho Michel en su perfil oficial de Twitter.
Michel, quien ha asistido a prestar sus respetos ante el Monumento de los Mártires, que conmemora la guerra de Argelia por la Independencia de Francia, se ha reunido también con el ministro de Exteriores argelino, Ramtane Lamamra, según ha recogido la agencia de noticias estatal APS.
El presidente del Consejo Europeo ha visitado, en el marco de su corta visita por el país, el Museo Nacional de los Muyahidín, que exhibe armas, documentos y objetos de guerra que pertenecieron a los combatientes argelinos que lucharon contra la colonización francesa hasta el año 1962.
Desde que se produjese la ruptura entre Argelia y España por su cambio de posición sobre el Sáhara Occidental, los estados miembro de la Unión Europea, entre los que se encuentran Alemania, Francia o Italia, han intentado mantener contacto con la diplomacia argelina.
La ruptura de Argelia con el Tratado de Amistad firmado con España y la decisión de detener las transacciones entre los dos países fue causa de "máxima preocupación" para la UE, ya que las relaciones bilaterales de un país tercero con un Estado miembro individual son también "parte de las relaciones con la UE".
Así, desde el inicio de la crisis con Argelia, el Servicio de Acción Exterior Europeo ha mantenido contactos tanto con Madrid como con Argel para conocer de primera mano la situación y tratar de ayudar al diálogo entre las partes para una solución diplomática.
Hay que recordar que las autoridades argelinas recriminan a las españolas la campaña emprendida para tratar de argumentar un giro político hacia Marruecos que, según han esgrimido, suponen una "violación de las obligaciones jurídica, moral y política" de la que sigue siendo "potencia administradora" del Sáhara Occidental.