"La gente me ve como una mala persona y me hacen sentir culpable, pero yo sueño con llegar a ser una buena persona"
MADRID, 13 Feb. (EDIZIONES) -
En el mundo se estima que hay unos 300.000 niños y niñas que han sido reclutados y explotados para servir en conflictos armados en cerca de 20 países, entre ellos República Democrática del Congo (RDC). Mike fue en su día uno de ellos, pero ahora gracias a World Vision, ha dejado atrás esta etapa de su vida.
Según las estimaciones de la ONU, en este país africano un total de nueve grupos armados reclutan o utilizan a niños en sus actividades. En total, unos 30.000 menores habrían sido reclutados en República Democrática del Congo.
Mike, que ahora tiene 17 años, estaba en la escuela cuando llegaron los rebeldes y les prometieron que les pagarían grandes salarios y podrían escapar de la pobreza y la inseguridad en la que vivían. Sin embargo, la realidad con la que se encontró fue muy distinta.
Tenía 11 años cuando fue reclutado por el FPRM, un grupo de miliciano, y tres años después pasó a integrarse en el Ejército. "Nos llevaron a la formación pero yo no pude soportarlo mucho tiempo y decidí huir", cuenta a World Vision.
"Después de esto me uní a otro grupo rebelde, donde fui nombrado comandante en esa zona por mi audacia. Esto significa que yo controlaba todas las patrullas de día y de noche, todas las atrocidades se me comunicaban a mí y yo sencillamente estaba al tanto de todo", explica.
Aunque reconoce que no le gusta "hablar de las atrocidades, porque estoy seguro de que todo el mundo sabe lo que hace este grupo a la población", admite que ha cometido "todo tipo de violencia y crímenes que se pueda imaginar".
"La primera vez que una organización internacional me ayudó a salir del grupo rebelde no salió bien. Mi comunidad no me aceptó en ese momento y sentí que mi lugar estaba solo en el monte con gente armada", continúa.
Intentó por segunda vez volver con su familia, pero no estaban en el pueblo al que fue a buscarles. "Habían sido amenazados porque me estaban buscando a mí por los crímenes cometidos. Después de algunas semanas, supe que mi madre estaba en Goma y me fui a buscarla. Mi padre huyó a Uganda, donde ahora está viviendo en un campo de refugiados", relata.
Su tercer intento de dejar las armas fue cuando visitó a su familia. "Mi madre me rogó que no volviera de nuevo a la selva. Ella hizo lo que pudo como madre para convencerme y en ese momento decidí escucharla. Me quedé con ella y se encargó de mí aunque no tenía casi nada", recuerda.
"Doy gracias a World Vision por aceptarme en este centro de recuperación para formarme en mecánica y estoy seguro de que este trabajo me ayudará en mi vida", afirma Mike. "Ahora siento que es aquí donde está mi vida. En el monte, la vida es dura, una vida de supervivencia, y no es bueno para los niños", reconoce.
"La gente me ve como una mala persona y me hacen sentir culpable, pero yo sueño con llegar a ser una buena persona. Mi temor es que incluso hoy en día puedo ver a mis antiguos compañeros en la ciudad y me quieren de vuelta en las fuerzas armadas. Me gustaría que alguien pudiera hablar con ellos también", asegura.
PREVENIR EL RECLUTAMIENTO
World Vision trabaja con niños y sus comunidades para prevenir
que estos sean reclutados en grupos armados y para apoyar a antiguos niños soldado que desean recuperar su infancia.
Con las comunidades, la ONG trabaja para abordar algunas causas que llevan a los menores a convertirse en soldados, como la falta de alimentos u oportunidades o la inseguridad que les lleva a emprender una búsqueda de una vida mejor. Reforzando el entorno protector de un menor, se le ayuda a estar menos indefenso frente a estos reclutamientos, explica la organización.
En cuanto a la reinserción en la vida civil de los niños soldados, World Vision admite que "es muy complicada". Muchos tropiezan con barreras que impiden su rehabilitación, como el rechazo de sus familias y miembros de la comunidad.
La vuelta a la escuela también plantea dificultades, ya que no es fácil progresar académicamente tras largos periodos de ausencia. Pero, subraya la ONG, sin una educación, las oportunidades laborales son limitadas y el ciclo vicioso de la pobreza continúa.
En RDC, World Vision trabaja desde 2011 con el Proyecto Rebound en el este del país, proporcionando a los niños soldado apoyo psicosocial, formación profesional, favoreciendo la reunificación familiar cuando es posible, reintegrando a los jóvenes dentro de sus comunidades y ayudando a los ex niños soldado a obtener sus documentos que impiden que sean perseguidos y juzgados por el Gobierno. Entre 2011 y 2014, 91 niños soldado y 110 trabajadores sexuales fueron rehabilitados con éxito.