MADRID, 2 Sep. (EUROPA PRESS) -
Miles de casas han quedado reducidas a cenizas debido a los incendios deliberados que han provocado tanto los insurgentes rohingya como las fuerzas birmanas, de acuerdo con diversas fuentes, en el marco de la ola de violencia que recorre desde hace una semana el estado de Rajine, en la costa norte de Birmania.
"Un total de 2.625 casas de los pueblos de Kotankauk, Kyikanpyin y Myinlut han sido quemadas por los extremistas terroristas de ARSA", ha informado este sábado el diario oficial 'Global New Light of Myanmar', en alusión al Ejército de Salvación Rohingya de Arakan (ARSA), un grupo armado creado por los rohingya exiliados desde 2012.
Jalal Ahmed, un rohingya de 60 años que llegó a Bangladesh el viernes junto a otras 3.000 personas desde Kyikanpyin, tiene una versión diferente. "Los militares vinieron con 200 hombres al pueblo y comenzaron los incendios. Todas las casas están destruidas. Si volvemos y el Ejército nos ve, nos disparará", ha contado a Reuters.
Human Rights Watch (HRW) ha indicado que "numerosos rohingya que han huido recientemente de varias localidades en Rajine hacia Bangladesh" han contado a la ONG que "soldados y policías birmanos quemaron sus casas y llevaron a cabo ataques armados contra los habitantes". "Muchos sufren aún las heridas de las balas y la metralla", ha dicho.
HRW ha subrayado que "el Gobierno no ha proporcionado ninguna prueba que sustente sus acusaciones" y a este respecto ha recordado que ya hizo lo mismo entre octubre y diciembre del año pasado, cuando también hubo incendios intencionados en villas rohingya que, de acuerdo con esta y otras ONG, fueron obra de las autoridades.
La organización humanitaria recogió el 31 de agosto imágenes vía satélite de Chein Khar Li que revelaron la destrucción de 700 edificios por el fuego, lo que supone "la práctica destrucción" de este pueblo habitado mayoritariamente por rohingya, según un informe publicado este sábado.
"Esto nos genera una profunda preocupación porque el nivel de devastación en Rajine podría ser mucho peor de lo que habíamos pensado", ha confesado Phil Robertson, subdirector de HRW para Asia.
"Y este es solo uno de los 17 lugares donde hemos detectado incendios", ha alertado, al tiempo que ha reclamado al Gobierno birmano que permita a "supervisores independientes" acceder a la zona para esclarecer estos hechos.
HRW no duda de que los incendios han sido intencionados porque las lluvias monzónicas que en esta época castigan el Sureste Asiático "hacen muy difícil" que esta gran cantidad de edificios entren en combustión de forma espontánea.
VIOLENCIA EN RAJINE
Cerca de 400 personas han muerto y unas 60.000 han huido de Birmania --casi todos rohingya-- por la ola de violencia que estalló hace una semana en Rajine, de acuerdo con el último balance, que convierte esta crisis en la peor que ha sufrido el país asiático en décadas.
La crisis se desencadenó el pasado viernes, cuando milicianos de ARSA atacaron varios puestos policiales y una base militar en Rajine. En respuesta, el Ejército puso en marcha "operaciones de limpieza" para dar con los insurgentes rohingya. Ha evacuado a la población no musulmana y registra casa por casa en busca de supuestos milicianos.
La situación había permanecido en relativa calma desde el pasado mes de octubre. Entonces, un ataque rohingya contra guardias fronterizos que se cobró nueve vidas entre los uniformados desató nuevos operativos militares que provocaron la huida de 87.000 personas hacia Bangladesh.
Naciones Unidas ha condenado la violencia rohingya y ha pedido a las fuerzas de seguridad que den una respuesta equilibrada a dichos ataques. Además, ha subrayado que esta situación podría haberse evitado si el Gobierno de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi hubiera abandonado la "retórica inflamatoria".
Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.