MOSCÚ, 22 Ene. (Reuters/EP) -
Varios miles de chechenos se han concentrado este viernes en la plaza central de Gozni, la capital de Chechenia, para expresar su apoyo al presidente de la república de Chechenia, Ramzam Kadirov, y para respaldar su campaña contra la oposición, aunque algunos manifestantes han afirmado que han sido obligados a acudir a la protesta.
"Algunas personas están intentado usar la complicada situación económica del país para su propia agenda para desestabilizar las cosas. Son unos traidores", ha asegurado el presidente del Parlamento checheno, Magomed Daudov.
Algunos manifestantes llevaban los retratos de Kadirov y de Putin al igual que banderas rusas y chechenas. Uno de los carteles describía a Kadrov como "un servidor del todopoderoso y de las personas y de los soldados de Putin".
Algunos documentos filtrados a través de Internet han sugerido que las autoridades chechenas obligaron a los trabajadores del sector público a acudir a esta manifestación, incluyendo a los profesores, aunque las autoridades han afirmado que la protesta demostró un gran apoyo para Kadirov.
Un trabajador del Gobierno en la capital ha asegurado que había sido obligado a asistir a la concentración. "Hoy he venido porque ir a las concentraciones es parte de nuestro trabajo. Me vi obligado a aparecer. Estoy harto de llevar acabo la voluntad de otras personas".
Los medios de comunicación estatales han asegurado que la protesta ha reunido a más de un millón de personas, aunque un periodista de Reuters ha asegurado que en el lugar se encontraban miles de manifestantes.
En las últimas semanas, Kadirov ha hecho una serie de declaraciones muy duras contra los miembros de la oposición, a los que ha calificado de "enemigos del pueblo", una frase utilizada en la era de Stalin. Además, ha asegurado que algunos opositores deberían ser encerrados en hospitales psiquiátricos, recordando así las prácticas que se utilizaban en la época soviética para silenciar a los disidentes.
Activistas defensores de los Derechos Humanos y políticos liberales han condenado las palabras de Kadirov y le han considerado como "la vergüenza de Rusia", mientras el Kremlin le ha dado su apoyo. Esta polémica ha tenido lugar cuando se cumple el primer aniversario del asesinato del líder opositor Boris Nemtsov.