KABUL 5 May. (Reuters/EP) -
Miles de seguidores del antiguo señor de la guerra y líder muyahidín Gulbudin Hekmatyar se han concentrado este viernes en el principal estadio de fútbol de Kabul, tras pasar más de dos años en la clandestinidad, una concentración que ha sido percibida como toda una demostración de fuerza en la ciudad que hace más de dos décadas sus milicianos ayudaron a destruir.
Tan sólo un día después de su regreso a la capital, tras pasar años escondido, Hekmatyar ha renovado este viernes su llamamiento por la paz con los talibán y ha vuelto a criticar sin miramientos al Gobierno de unidad nacional que dirige el presidente afgano, Ashraf Ghani, junto a su director ejecutivo, Abdulá Abdulá.
"Consigamos traer paz a este país primero y así poder decirles a las fuerzas extranjeras que los afganos somos perfectamente capaces de lidiar con nuestros asuntos solos y que queremos que se vayan para siempre de Afganistán", ha apuntado. "Nadie tiene ninguna justificación para la presencia de tropas extranjeras aquí", ha añadido.
Días antes de que el Ejército estadounidense solicite a Washington un refuerzo de miles de soldados para que ayuden a entrenar a las fuerzas de seguridad afganas --con el objetivo de acabar con el "punto muerto" en el que se encuentran con los talibán-- las declaraciones de Hekmatyar pueden suponer una complicación más para el frágil Gobierno de Ghani.
El Gobierno alcanzó un acuerdo de paz con el líder rebelde el año pasado después de décadas de enfrentamientos y guardaba la intención de servir de precursor para un tratado a mayor escala que pusiese fin a la guerra contra los talibán, que en los últimos dos años han hecho notables avances desde la retirada de las fuerzas extranjeras desplegadas anteriormente en la región.
No obstante, su llegada a Kabul también ha aumentado los temores ante su capacidad de desestabilizar aún más al Ejecutivo de Ghani, formado en un acuerdo en el que participó el antiguo secretario de Estado norteamericano John Kerry tras los resultados de las elecciones de 2014.
Hekmatyar ha criticado en incontables ocasiones la estructura y el funcionamiento del actual Gobierno, en el que Ghani y Abdulá, rivales políticos, comparten el poder después de que los comicios no dieran un claro ganador. Ambos se han acusado mutuamente de fraude electoral.
"Esta división de poderes no es la voluntad de Dios ni está basada en la Constitución", ha apuntado Hekmatyar. "Esta división es la división de John Kerry. No es una división sagrada", ha añadido, provocando enormes vítores entre la muchedumbre.
Sus críticas son una muestra de cómo las divisiones que propiciaron una sangrienta guerra civil en los años 90 continúan acechando la agenda política afgana a día de hoy, donde decenas de veteranos de la guerra mantienen la misma postura ideológica que hace veinte años.
El partido de Hekmatyar, Hizb-i-Islami, cuenta con el apoyo de los pastún, el grupo étnico más numeroso de Afganistán. Sin embargo, su llegada no ha sido tan bien recibida en Kabul, donde miles de personas perdieron la vida durante los bombardeos talibán durante la guerra.