Las manifestaciones por todo el país registran menos afluencia que en otras ocasiones
RÍO DE JANEIRO, 13 Dic. (EUROPA PRESS) -
Unos pocos miles de personas han salido este domingo al paseo marítimo de la playa de Copacabana en Río de Janeiro para pedir una vez más la salida de la presidenta Dilma Rousseff, y aunque la asistencia ha sido menor que en otras ocasiones el sentimiento generalizado es que el 'impeachment' resolvería los problemas del país: "Brasil se está hundiendo", repetían muchos de los asistentes.
La manifestación, convocada por varios movimientos partidarios que participaron en una especie de "calentamiento" para forzar la salida de Rousseff, se ha desarrollado en un ambiente festivo marcado por los gritos contra el Partido de los Trabajadores (PT) y el patriotismo en los colores verde y amarillo.
Entre los asistentes predominaba la idea de que la corrupción en el Gobierno es un problema estructural y que Brasil vive "una crisis muy seria, moral y ética", como explicaba a Notimérica el funcionario público Rodolfo Saraiva, que aseguraba haber estudiado detenidamente la petición de 'impeachment' aceptada recientemente a trámite en el Congreso Nacional.
"Creo que hay argumentos sólidos, aunque quizá es verdad que necesitamos una prueba mayor que implique a Dilma. Aún así, el 'impeachment' es una cosa política y es verdad que nunca como ahora ha habido una desaprobación tan alta a un presidente", decía.
Rousseff se enfrenta a un juicio político por un presunto delito de irresponsabilidad fiscal, ya que habría hecho malabarismos en las cuentas de 2014 --año electoral-- para garantizar que los programas sociales que son el buque insignia del PT no se vieran afectados por las estrecheces del presupuesto.
Mientras la esfera política y judicial dirime si eso fue o no un delito, los manifestantes se aferran a la esperanza de que éste sea el argumento que consiga apartar a Rousseff de una vez por todas, aunque algunos, como Saraiva, cuestionan la manera en que se está llevando a cabo.
EL DILEMA DE DEFENDER A CUNHA
El proceso ha sido detonado por el presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, en una especie de venganza personal para cubrir sus propios problemas con la corrupción.
Aunque hay evidencias de que Cunha poseía cuentas secretas en Suiza donde recibía dinero sucio de la trama de Petrobras, en la manifestación de este domingo llamaba la atención la ausencia de carteles con el lema 'Fora Cunha', más aún teniendo en cuenta que la gran mayoría ve la corrupción como la principal lacra del país.
"Que él esté ahí me incomoda, pero no descalifica el proceso. Cunha es un mal necesario, porque sin él no habría 'impeachment", reconoce Saraiva, que asume que el presidente de la Cámara ha usado este mecanismo legal de forma astuta en beneficio propio y no pensando en el bien del país.
Para otros manifestantes la cuestión de si Cunha está o no legitimado y si es o no corrupto no es prioritaria: Teresa Castro explicaba a Europa Press que Cunha debe ser "castigado", pero antes hay que dejarle tiempo para que "eche" a Rousseff. Predomina el sentimiento de que el fin justifica los medios y de que Cunha, a pesar de sus dudosas maniobras, sigue siendo un valioso aliado para los que luchan contra el Gobierno del PT.
La marcha ha estado marcada una vez más por el patriotismo en los colores verde y amarillo y la constante repetición del himno nacional. Una de las novedades de la manifestación de este domingo era la presencia de pequeños 'Pixulecos', los famosos muñecos hinchables representando al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva con un traje de rayas, como si estuviera preso.
"LOS MILITARES HARÍAN LIMPIEZA"
También se han visto máscaras con las caras de Lula y Rousseff como si fueran zombis, alguna bandera de Argentina mostrando el apoyo al nuevo Gobierno de Mauricio Macri como símbolo del avance de la derecha en Latinoamérica e incluso se han repetido, una vez más, las muestras de apoyo a los militares.
Si bien en esta ocasión no ha estado presente el grupo de personas que pedía abiertamente un golpe militar que resolviera los problemas de Brasil, es verdad que entre gran parte los asistentes está extendida la idea de que el periodo que vivió Brasil a partir de 1964 no fue una "dictadura" sino otro tipo de "régimen", como aseguraba Regina Lucia.
"Eso que llaman 'dictadura' fue la mejor época de Brasil, los militares nos salvaron del comunismo, de la esclavitud y de la falta de esperanza", decía, añadiendo que a pesar de que en la actualidad la Policía Federal investiga la corrupción y hace bien su trabajo, los militares serían más rápidos en "hacer limpieza".
Lucia, de 74 años, representaba muy bien el perfil mayoritario del asistente a este tipo de manifestaciones a favor del 'impeachment' y contra el Gobierno del PT: personas blancas, de edad avanzada --apenas había jóvenes-- y de alto poder adquisitivo.