Miles de personas participan en el funeral del activista kurdo Tahir Elçi, asesinado este sábado

DIYARBAKIR (TURQUÍA), 29 (Reuters/EP)

Miles de personas se han concentrado este domingo en Diyarbakir, en el sureste de Turquía de mayoría kurda, para participar en el funeral por el destacado abogado y activista de Derechos Humanos kurdo Tahir Elçi, asesinado el sábado en Sur, a las afueras de Diyarbakir, tras una rueda prensa.

Diputados del partido prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) y miembros del Colegio de Abogados de Diyarbakir, del que Elçi era decano, han participado en un acto en el que se ha podido ver el féretro cubierto con una tela roja y flores amarillas, transportado por la multitud.

En el ataque contra Elçi también murieron dos policías y este domingo el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, ha confirmado que el arma hallada junto al cadáver de Elçi fue la misma utilizada para matar a los agentes. Davutoglu ha asegurado que cogerán a los responsables.

La grabación de una cámara de seguridad muestra cómo fueron tiroteados los policías desde el interior de un taxi. Los cuerpos de los agentes se desplomaron y de inmediato la gente comenzó a correr. Otra grabación muestra a un policía de paisano disparando contra dos hombres que huían a la carrera en dirección hacia donde se cree que estaba Elçi.

El activista estaba inmerso en un proceso judicial por afirmar que el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) no era una organización terrorista, como sostienen el Gobierno turco, Bruselas o Washington. En cualquier caso, Elçi había condenado la violencia del PKK.

Tras el asesinato de Elçi surgieron protestas y manifestaciones espontáneas en las zonas de mayoría kurda y las autoridades han impuesto un toque de queda en el distrito de Sur con operaciones para intentar sacar de las calles a las juventudes del PKK. En Estambul, la Policía empleó gases lacrimógenos el sábado por la noche para dispersar las protestas por el asesinato.

Cientos de personas han muerto desde que en julio se rompiera el alto el fuego pactado por el PKK y Turquía en el marco de unas negociaciones de paz cada vez más maltrechas que buscan cerrar un conflicto que se ha cobrado unas 40.000 vidas desde que estalló, en 1984.