THONYOR (SUDÁN DEL SUR), 27 (Reuters/EP)
Miles de sursudaneses llevan meses viviendo escondidos en las pequeñas islas que hay en el río Nilo, sin un techo donde dormir ni agua potable y sobreviviendo a base de raíces, plantas acuáticas y algunos peces que cazan de forma rudimentaria, como consecuencia de la violencia que asola al país, que ha obligado a millones de personas en Sudán del Sur a abandonar sus hogares dejando atrás todos sus medios de subsistencia.
Como miles de familias en Sudán del Sur, Sara Dit y sus diez hijos sufren hambruna. Desde hace varias semanas viven escondidos de los milicianos rebeldes en las marismas y pequeñas islas que hay en la costa del río Nilo.
La zona es muy segura, ya que es un refugio natural donde pueden permanecer fuera de la vista de los milicianos. No obstante, el escondite tiene un precio muy alto, ya que no tienen forma de cultivar alimentos o ganar dinero para comprar comida. Se alimentan desde hace días de raíces de plantas acuáticas y de algún pez que consiguen pescar de forma rudimentaria. La familia de Dit lleva sin comer cinco días.
La semana pasada, Naciones Unidas declaró el estado de hambruna en ciertas partes de Sudán del Sur. La declaración de hambruna implica que los niveles de inseguridad alimentaria en algunas zonas del país son tan graves que han desarrollado una catástrofe humanitaria. Hacía más de seis años que la ONU no declaraba el estado de hambruna. La última ocasión tuvo lugar en Somalia en el año 2011.
De acuerdo con las estimaciones de Naciones Unidas, más de 5,5 millones de personas, cerca de la mitad de la población del país, carecerán de acceso a alimentos para el mes de julio.
La catástrofe humanitaria que asola al país ha sido en su mayor parte, una consecuencia de la violencia en la nación más joven del mundo. El país, rico en petróleo, se independizó de Sudán en 2011 y desde entonces ha estado sumido en conflictos armados. La guerra civil estalló en 2013 después de que el presidente sursudanés, Salva Kiir, despidiese a su por entonces vicepresidente, Riek Machar.
Desde entonces, ambos bandos han estado protagonizando episodios de violencia por todo el país, intensificando las tensiones étnicas ya existentes en la región. Por otro lado, la inflación en Sudán del Sur ha alcanzado máximos históricos de hasta un 800 por ciento, mientras que la sequía y la violencia han paralizado por completo el sector agrícola.
Dit y sus hijos forman parte de las más de 100.000 personas que, de acuerdo con Naciones Unidas, corren el riesgo de morir de hambre en los condados de Leer y Mayendit, en el estado de Unidad.
"Los niños están enfermos, ¿pero qué puedo hacer yo? No hay hospitales cerca y no nos podemos alejar mucho de donde estamos escondidos. Mis hijos más mayores a veces se alejan un poco para ir a pescar, pero nunca conseguimos suficientes porque no tenemos ni una mísera caña", ha explicado Dit.
La agencia de noticias Reuters ha podido hablar con ella mientras esperaba en un hospital de campaña del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) para que atendiesen a uno de sus hijos más pequeños, de cuatro años. De acuerdo con el personal médico, el pequeño morirá en los próximos días si no recibe el tratamiento necesario contra la desnutrición severa aguda.
Nyaluat Chol, madre de seis niños, cuenta que ella y su familia llevan sobreviviendo a base de comer nenúfares y plantas acuáticas más de un año. "Llevamos huyendo de los combates durante demasiado tiempo. Nos instalamos en la isla porque es mucho más segura. Lo malo es que no podemos salir de ella para comprar comida. Nos comemos las plantas que flotan por el agua, y de vez en cuando conseguimos algún pez", ha explicado.
Las dos mujeres formaban parte de un grupo de más de 20.000 personas que han acudido desde las marismas del Nilo a la aldea de Thonyor, ocupada por los rebeldes, al escuchar que Naciones Unidas iba a hacer un reparto de raciones de emergencia en la localidad. Algunas de las familias han recibido redes para pescar para que puedan continuar subsistiendo una vez se les acaben las raciones.
Es la primera vez que los trabajadores de la ONU logran llegar a Thonyor en más de un año. Gran parte del país continúa siendo inaccesible para la comunidad humanitaria debido a los combates y la inseguridad. Otras zonas, no obstante simplemente son muy remotas y no hay forma de alcanzarlas si no es a pie. Sudán del Sur supera en superficie a España en más de 100.000 kilómetros cuadrados y sin embargo, sólo cuenta con 200 kilómetros de carreteras.