MARAWI (FILIPINAS), 5 (Reuters/EP)
Los milicianos islamistas del grupo Maute se han atrincherado en la ciudad de Marawi para almacenar armas y alimentos en mezquitas, túneles y sótanos, con el fin de estar preparados para enfrentarse a un largo asedio, cuando se ha cumplido la segunda semana de la batalla por el control de la ciudad, según han asegurado este lunes las autoridades filipinas.
Las autoridades han subrayado la organización de los milicianos vinculados a Estado Islámico, entre cuyos miembros hay personas procedentes de Indonesia, Malasia, India, Arabia Saudita, Chechenia y Marruecos.
La batalla por la ciudad de Marawi ha generado preocupación por la posibilidad de que Estado Islámico esté construyendo una base en el sudeste asiático ante el detrimento del control de zonas de Irak y Siria. Las autoridades han asegurado que los combatientes habían resistido el ataque del Ejército durante tanto tiempo por la presencia de 600 civiles atrapados en la ciudad.
El presidente del país, Rodrigo Duterte, aseguró este sábado que estaba cerca de arrebatar la ciudad al grupo Maute, que tomó partes de la misma tras un fallido intento por parte de las fuerzas de seguridad de capturar a Isnilon Hapilon, el líder del grupo islamista Abú Sayyaf y de Estado Islámico en Filipinas. Sin embargo, las autoridades han sido más cautelosas en las estimaciones realizadas este lunes.
El teniente general Carlito Gálvez, a la cabeza del comando militar que actúa en la región de Mindanao, ha asegurado que estiman que 200 milicianos islamistas del grupo Maute continúan dentro de la ciudad, y se han preparado para un largo asedio.
"Hemos encontrado armas de calibre 50, de calibre 30 y mucha munición", ha asegurado Gálvez, quien ha añadido que "aunque la lucha durara dos meses, no morirán de hambre". Gálvez ha declarado que "hay túneles subterráneos y bases en sótanos que ni un misil podría destruir".
CIVILES ATRAPADOS SIN AGUA NI COMIDA
La zona de la ciudad ocupada por Maute se ha reducido a menos del 10 por ciento, según ha declarado el portavoz del Ejército, general de brigada Restituto Padilla, quien ha asegurado que el Ejército estaba presionando para cumplir con el plazo impuesto por Duterte, aunque no estaba resultando fácil.
Padilla ha declarado que 1.467 civiles han sido rescatados hasta ahora, pero entre 500 y 600 personas están atrapadas, con escasa agua y comida. "Hemos visto personas mayores, débiles y que no pueden moverse por falta de comida", ha dicho Padilla.
Según datos oficiales, al menos 120 milicianos habrían muerto en la batalla contra las fuerzas del Ejército, al menos 38 militares y entre 20 y 38 civiles.