BAGDAD, 5 Oct. (Reuters/EP) -
Las milicias chiíes que luchan junto al Gobierno de Haider al Abadi contra el dominio del Estado Islámico en el norte del país se han mostrado a favor de una eventual intervención militar de Rusia para derrotar a la organización terrorista.
"Esperamos ver a los aviones rusos bombardear las posiciones del Daesh en Irak y todas sus rutas de suministro en Siria", ha dicho Muen al Kashimi, de la Brigada Badr. "Apoyaríamos firmemente una intervención militar de este tipo por parte de Rusia", ha recalcado.
La milicia chií Asaib Ahl al Haq no solo ha respaldado los ataques aéreos de Rusia contra el Estado Islámico en Irak, sino que ha asegurado que los que está llevando a cabo en Siria ya han surtido efecto en territorio iraquí.
Además, esta milicia chií ha criticado la actuación estadounidense. "En el último año y medio no se han tomado en serio lo de poner fin al Daesh. Han intentado gestionar la crisis en lugar de acabar con ella", ha reprochado Naim al Uboudi, portavoz de Asaib Ahl al Haq.
El respaldo de las milicias chiíes --ampliamente apoyadas por Irán-- es fundamental en la estrategia militar de Irak, porque pueden llegar a ser mucho más influyentes que las Fuerzas Armadas, desmotivadas y desorganizadas.
El primer ministro iraquí ya dijo la semana pasada que daría la bienvenida a una acción rusa similar a la que está desarrollando en la vecina Siria, pero hasta ahora no ha habido ninguna respuesta por parte del Kremlin.
Aviones rusos comenzaron el 30 de septiembre a bombardear territorio sirio con el objetivo de derrotar al Estado Islámico, según la versión oficial. Sin embargo, opositores y observadores de la guerra civil han denunciado que en las zonas atacadas no hay presencia de los yihadistas.
La injerencia de Rusia en Siria ha sido interpretada por Occidente como un apoyo explícito al régimen de Bashar al Assad. Además, Estados Unidos teme que un resultado exitoso pueda aumentar la influencia del Kremlin en Oriente Próximo.
Estados Unidos lleva bombardeando Irak y Siria desde verano de 2014, junto a un grupo de 60 países, a pesar de lo cual los milicianos de negro han seguido avanzando en ambos territorios, lo que ha llevado a plantear un cambio de estrategia.