MADRID 14 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un millón de dólares provenientes de un fondo secreto de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) fueron utilizados en 2010 para pagar el rescate de un diplomático afgano secuestrado por Al Qaeda, Abdul Jaliq Farahi, según ha revelado el diario estadounidense 'The Washington Post'.
Cuando Farahi fue secuestrado en 2008 mientras iba a trabajar como cónsul en Peshawar, Pakistán. Al Qaeda entonces decidió pedir una cifra mucho más alta de lo común para su rescate: cinco millones de dólares. La CIA, según asegura 'The Washington Post', acordó con el Gobierno afgano la entrega de grandes cantidades de dinero para obtener el favor del país asiático.
De todo el dinero que recibió Kabul de las manos de Estados Unidos, reservó un millón de dólares para el pago del rescate, que se efectuó en 2010. Los otros cuatro millones los pusieron otros países interesados en la pacificación de la región.
Una carta escrita por el entonces principal gestor de Al Qaeda, Atiyah Abderramán, y dirigida al líder y fundador de la formación, Usama bin Laden, revelan que las autoridades estadounidenses sabían del pago a los terroristas.
"Alá nos ha bendecido con una buena cantidad de dinero este mes", escribió Abderramán a Bin Laden. Sin embargo, el líder terrorista prefirió aconsejar cautela. "Existe la posibilidad --aunque no muy sólida-- de que los estadounidenses estén al tanto del pago y de que aceptaran el acuerdo de pago porque creían que el dinero se movería bajo vigilancia aérea", respondió Bin Laden.
La política norteamericana es no pagar rescates por el secuestro de ciudadanos estadounidenses, tampoco a Al Qaeda, los talibán o el Estado Islámico, porque eso sería negociar y financiar a terroristas y fomentaría nuevos secuestros de sus ciudadanos. Sin embargo, en este caso, se pagó una cifra muy importante, pero por un ciudadano que no era estadounidense.
Según 'The Washington Post', hechos como este evidencian una insuficiente gestión del papel de Estados Unidos en los conflictos, particularmente en Irak y Afganistán. Debido a este tipo de actos, los terroristas han logrado financiarse a costa de los fondos de la Inteligencia estadounidense.