Las "niñas invisibles" trabajan en el servicio doméstico sin protección ni regulación según Plan Internacional
MADRID, 12 Jun. (EUROPA PRESS) -
La organización de protección de los derechos de la infancia, Plan Internacional ha advertido de que millones de "niñas invisibles" trabajan en el servicio doméstico en todo el mundo prácticamente en condiciones de esclavitud, en jornadas interminables, sin acceso a la educación y expuestas a abusos físicos y sexuales.
Con motivo del Día Internacional Contra el Trabajo Infantil, Plan Internacional ha recordado la vulnerabilidad de las "niñas invisibles", que trabajan en condiciones de clandestinidad y esclavitud en un sector laboral donde normalmente no existe protección ni regulación.
Según la organización, el empleo de niñas en el servicio doméstico es una práctica habitual en América Latina y África, pero tiene una especial incidencia en países del sudeste asiático como Filipinas, India, Pakistán o Bangladesh, sobre todo en las grandes ciudades. En India, por ejemplo, el 81 por ciento de las trabajadoras domésticas tienen entre cinco y doce años.
LA ESCLAVITUD EN HAITÍ
El sistema kamalari, que afecta a las niñas de la etnia tharu en Nepal, y la práctica del "restavec" en Haití son formas de esclavitud moderna, en las que las niñas son enviadas a trabajar como servicio doméstico en hogares de familias adineradas de distintas zonas del país.
A veces son las propias familias las que envían a las niñas a trabajar para que ayuden en la economía familiar y en otras ocasiones, acaban en casa de familiares o conocidos que las emplean a cambio de techo, comida y la promesa de escolarizarlas, algo que no siempre se cumple.
Estas niñas suelen trabajar como asistentas domésticas durante jornadas interminables, aisladas de la sociedad y sin posibilidad de asistir a la escuela, corriendo el riesgo de sufrir abusos físicos, psíquicos y sexuales, tal y como ha sostenido Plan Internacional.
TRABAJADORAS DOMÉSTICAS EN PAKISTÁN
Según Plan Internacional, en las zonas más pobres de Islamabad, dos o tres mujeres de cada familia son trabajadoras domésticas, aunque es considerado un trabajo denigrante por los estigmas que conlleva.
Desde niñas son obligadas a dejar el colegio para contribuir a la economía familiar, siendo habitual que a los 13 años trabajen diariamente en el servicio doméstico de hogares de familias adineradas.
"Empecé como trabajadora doméstica con mi vecina y su tía en las zonas más adineradas de Islamabad cuando solo tenía 10 años. Trabajé en el servicio doméstico durante siete años y ahora no quiero hacerlo más, quiero tener una profesión digna y decente. He empezado a ir a clases de confección. Para ayudar a mi familia a salir adelante, mi hermana pequeña, que tiene 12 años, también ha empezado a trabajar en el servicio doméstico con su amiga Farzana", ha afirmado María, una paquistaní de 17 años víctima de estas prácticas.
"No recuerdo cuando comencé a trabajar en el servicio doméstico. Quizá cuando tenía 8 años. La hermana de María y yo fuimos a trabajar con nuestras vecinas y mi tía, que también son trabajadoras domésticas. Aunque estoy feliz de poder ayudar económicamente a mi familia, echo mucho de menos la vida que viven las otras niñas de mi comunidad", ha relatado Farzana, una menor de 12 años obligada a trabajar en el servicio doméstico.
Plan Internacional en Pakistán y la organización local HomeNet trabajan para ayudar a las trabajadoras domésticas y apoyarlas en la defensa sus derechos.
TRABAJO DOMÉSTICO EN TOGO
Miles de menores togoleses, en especial niñas de entre 9 y 13 años, son forzadas cada año a trabajar en el servicio doméstico y casi en régimen de esclavitud. Según datos del Gobierno togolés, 4.500 menores fueron víctimas de tráfico en 2012, de los cuales el 60 por ciento eran niñas.
"Me tocaba lavar los platos, fregar los suelos, cocinar, cuidar a los niños", ha explicado Bella, una togolesa que empezó a trabajar en el servicio doméstico a los 10 años. "El jefe solía pegarme; me hacía arrodillarme y me azotaba en la espalda. Solo tenía 11 años entonces", ha añadido.
Las niñas pierden su educación y muchas sufren violencia física, pasan hambre o son sometidas a abusos o violaciones por los hombres de las casas en que trabajan. Además, muchas de ellas son llevadas a Lomé o a países vecinos como Nigeria y Benin, por traficantes conocidos como ogas.
El Proyecto Contra el Tráfico Infantil de Plan Internacional en Togo trabaja en las regiones centrales de Sotouboua y Sodoké para reintegrar a los niños y niñas víctimas de trata en los colegios.
Los miembros de la comunidad dicen que la pobreza es el principal factor que desencadena el tráfico de niñas a las ciudades para trabajar en el servicio doméstico, además de creencias sociales muy arraigadas.
Plan Internacional defiende que la clave para eliminar el tráfico de menores a largo plazo es incrementar el poder económico de la familia y el acceso a la educación para mejorar las oportunidades de futuro.
Esta organización centrada en la protección de los derechos de la infancia trabaja en 51 países de África, Asia y América para garantizar a los niños y niñas su derecho a la salud, educación, protección y vivienda.