NUEVA DELHI, 4 Ene. (Thomson Reuters Foundation/EP) -
India, uno de los países productores de alimentos más importantes del mundo, ocupó el puesto 100 entre 119 países en el Índice Global de Hambre de 2017, lo que supone que millones de personas, un 14,5 por ciento de la población, pasen hambre mientras la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) denuncia que India malgasta alimentos por valor de unos 14.000 millones de dólares al año (algo más de 11.000 millones de euros).
La Corporación de Alimentos de India (FCI), la principal agencia nacional de cereales, establecida hace unos 50 años, cuenta con montones de arroz y trigo almacenados y ha sido criticada por la gestión de su 'stock'. La Oficina del Contralor y Auditor General de India (CAG), que pertenece al Gobierno, publicó un informe que detallaba las deficiencias de la FCI, entre las que destacaba el desperdicio, la apropiación indebida y los pagos fraudulentos.
Un funcionario de la FCI, que ha solicitado permanecer en el anonimato, ha asegurado que una razón clave del desperdicio de alimentos es la falta de infraestructura, que la empresa está tratando de superar invirtiendo en la construcción de nuevas instalaciones de almacenamiento en frío durante los próximos cinco años.
El Gobierno de India, por su parte, ha asegurado que está tratando de detener las pérdidas de alimentos y combatir el hambre, lo que implica cambiar las estrategias de distribución y utilizar la tecnología para un mejor aprovechamiento. Según las autoridades, el Ministerio de Industria de Procesamiento de los Alimentos está trabajando con las empresas del sector privado para proporcionar infraestructura de almacenamiento refrigerado que protejan los alimentos desde la granja hasta el consumidor, con aproximadamente 228 proyectos en curso desde agosto de 2016.
Por otro lado, la secretaria del Ministerio de Agricultura y Bienestar de los Agricultores, Shobhana Pattanayak, ha declarado que el Gobierno reparte el exceso de cereales a través de un sistema de distribución público. Bajo este sistema, compra a los agricultores y distribuye a precios rebajados a las personas con menor capacidad económica, vendiendo trigo y arroz a dos y tres rupias por kilo, en comparación con el precio del mercado, que alcanza las 12 o 13 rupias.
Pese a los esfuerzos, el sistema ha sido criticado debido a que el suministro y la calidad de los alimentos pueden ser irregulares. Además, los intermediarios que venden a un precio más alto que el mercado desvían el grano del sistema de distribución.
Sharad Pawar, ex ministro de agricultura, denunció ante el Parlamento que casi el 40 por ciento del valor de la producción anual se desperdiciaba, y que los cultivos se pudrían al sol sin almacenamiento ni transporte, sirviendo de alimento para insectos y ratas.
RETRASO EN EL CRECIMIENTO
Sin embargo, mientras la comida se desperdicia, millones de personas pasan hambre. Un 38,4 por ciento de niños menores de cinco años tienen retraso en el crecimiento, según ha informado el Índice Global del Hambre.
"La tasa de mortalidad de menores de 5 años es del 4,8 por ciento en India, en parte debido a una nutrición inadecuada y un medio ambiente no saludable", ha denunciado Ashish Agarwal, activista por los derechos alimentarios en Aligarh, que se centra en el desarrollo rural.
Shakuni Bai se encuentra entre los 194 millones de indios que pasan hambre a diario, según la FAO. "Tenía mi propia tierra donde solía cultivar arroz y trigo alternativamente, pero con tres años de sequía consecutiva hipotequé mi tierra para pagar la creciente deuda", ha contado Bai, de 42 años, durante una entrevista en su choza de barro y ladrillo en Pilakhana.
"Decidí darme una última oportunidad y estaba planeando pagar la hipoteca mediante la agricultura, ya que el pronóstico sugería buena lluvia en los próximos meses, pero luego se produjo la desmonetización. El poco dinero que ahorré para comprar semillas se volvió inútil", ha añadido. Bai ahora trabaja como jornalero diario y gana 120 rupias indias al día, lo que no es suficiente para mantener a su familia, que incluye a cinco niños.