MADRID, 5 Abr. (EUROPA PRESS) -
El ministro del Interior de Filipinas, Ismael Sueno, destituido en la víspera por el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, tras haber perdido la confianza en el alto cargo, ha asegurado que no es ningún corrupto y que tiene la conciencia tranquila.
Si bien fuentes del Palacio de Malacañang aseguraron que Duterte había tomado esta decisión después de que Sueno tuviera una acalorada discusión con otros miembros del Gabinete durante el consejo de ministros del lunes, el portavoz del Gobierno, Ernesto Abella, ha señalado que se trata de una decisión tomada por falta de confianza.
El subsecretario de Seguridad Pública del Ministerio, Jesus Hinlo, ha explicado al diario 'Inquirer' que el cese de Sueno responde a una compra "irregular" de varios camiones de bomberos, que habrían sido adquiridos sin el debido procedimiento de licitación pública.
"Es un caso que está en el Tribunal Supremo, pero Sueno ha continuado con la transacción", ha explicado este martes Hinlo. "Tenía que haber sido más diligente, creo que eso ha tenido mucho que ver en la decisión del presidente", ha señalado.
No obstante, Sueno, que ha aceptado la destitución por parte de Duterte, ha declarado que "para que conste en acta", no es ningún "corrupto". "Me gustaría que se comprobara la información", ha indicado, en entrevista con el diario 'Phil Star', al que ha explicado que cree que el presidente filipino ha obtenido datos incorrectos que le han llevado a decidir su cese.
"Mi conciencia está limpia. No he hecho nada malo ni he estado implicado en nada anómalo", ha señalado, asegurando que ha hecho lo mejor que ha podido y ha puesto "todo el corazón" en su labor como ministro.
Sueno ha sido acusado de corrupción y abuso de poder en el marco de una compra de camiones de bomberos a Austria. El ya exministro asegura que toda la transacción es correcta y que los vehículos eran mucho más baratos que otros fabricados en suelo filipino.
El portavoz del presidente, Ernesto Abella, explicó a la cadena GMA que la destitución del ministro de Interior es una "advertencia" de que el presidente no aceptará "ninguna decisión cuestionable o legalmente insostenible" por parte de ningún miembro del Gabinete.