MADRID, 14 May. (EUROPA PRESS) -
La misión de investigación designada por la ONU para Birmania ha emplazado a la comunidad internacional a romper todo tipo de relaciones, tanto políticas como financieras, con las Fuerzas Armadas de Birmania, a las que se responsabiliza de abusos contra la minoría rohingya en el estado de Rajine.
Al término de una visita de diez días a la región, el responsable de la misión internacional, Marzuki Darusman, ha lamentado que "la situación está en total estancamiento y ha acusado al Gobierno birmano de no hacer lo suficiente para resolver los actuales conflictos y proteger los Derechos Humanos.
Casi un millón de rohingyas viven como refugiados en Bangladesh, en su mayoría llegados tras una ola represiva iniciada por las fuerzas birmanas en agosto de 2017. Durante esta "operación de limpieza", el Ejército podría haber cometido crímenes de guerra, contra la Humanidad y genocidio.
"A corto plazo, no se ve el final de esta historia", ha reconocido Darusman ante los refugiados, confiando al menos en que los responsables de los abusos contra los rohingyas terminen rindiendo cuentas ante la Justicia. Un mecanismo impulsado también por la ONU se encarga de recabar pruebas de cara a potenciales procesamientos y el Tribunal Penal Internacional (TPI) examina si tiene jurisdicción al respecto.
Christopher Sidoti, también miembro de la misión, ha lamentado la falta de compromiso del Gobierno de Birmania, controlado 'de facto' por Aung San Suu Kyi, "para resolver la crisis o facilitar un retorno seguro de los refugiados". "La situación requiere de un aumento de la presión internacional", ha subrayado, según un comunicado de su grupo.
En este sentido, ha abogado por atajar "las relaciones políticas, económicas y financieras del Ejército birmano", señalado como el principal responsable de una cadena de violaciones de los Derechos Humanos en los que abrían muerto miles de personas. La nota no identifica ningún país en concreto por sus relaciones con Birmania.