El empate técnico en el plebiscito sobre la reforma constitucional pone de manifiesto la gran polarización a nivel interno
Sandu y Stoianoglo se enfrentarán de nuevo el 3 de noviembre en la segunda vuelta de las presidenciales
MADRID, 21 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los resultados de las elecciones presidenciales celebradas el domingo en Moldavia y el referéndum sobre la reforma constitucional con la que el Gobierno buscaba blindar la senda hacia la adhesión a la Unión Europea arrojan nuevos datos sobre un país fuertemente dividido bajo la creciente influencia de Rusia, que ha visto cómo Chisináu se ha ido acercando a Bruselas a medida que avanza la invasión de Ucrania.
El pequeño país del este de Europa, que cuenta con apenas 2,5 millones de habitantes y una región separatista prorrusa, ha atravesado altibajos en sus relaciones con Moscú en numerosas ocasiones desde la Guerra Fría. Si bien la política moldava ha concentrado sus esfuerzos en torno a ideas más occidentales desde que la actual presidenta, Maia Sandu, llegó al poder en 2020, Rusia sigue manteniendo más de un millar de efectivos en Transnistria y trata de mantener su influencia en la zona.
Esta región, gobernada desde hace décadas por líderes independentistas, supone una dolor de cabeza para el Gobierno molvado. Sus autoridades han prohibido el nombre de Transnistria para favorecer la nomenclatura rusa, considerada ahora denominación oficial. Así, han considerado dicho nombre como una terminación "fascista" y siguen exigiendo que se haga uso de la República Moldava de Pridnestroviana, nombre que comparte con la antigua república socialista soviética nombrada en los años 90 poco antes de la caída de la Unión Soviética.
La zona ha sido utilizada en mayor medida por Rusia para ejercer presión sobre el Gobierno de Moldavia, especialmente durante los últimos dos años y aprovechando que muchos moldavos siguen mirando a Moscú con buenos ojos.
Esta vicisitud ha quedado ahora reflejada en unos resultados electorales que dan a Sandu el 42,3 por ciento de los apoyos, seguida precisamente del candidato prorruso Alexander Stoianoglo, que ha obtenido el 26 por ciento de los votos y se medirá con ella en la segunda vuelta electoral. Stoianoglo se ha presentado a las elecciones bajo las siglas del Partido de los Socialistas de la República de Moldavia (PSRM), una formación liderada por el opositor Igor Dodon, que fue presidente del país entre 2016 y 2020.
Este resultado, más diferenciado en el caso de las presidenciales, no se ha trasladado sin embargo al referéndum, que se ha saldado con el 50,3 por ciento de los votos a favor del 'sí' y el 49,6 por ciento a favor de que no se reforme la Constitución con la vista puesta en lograr que el país forme parte del bloque comunitario.
El mandato de Sandu, no obstante, ha sufrido diversos altibajos desde que asumió el cargo en diciembre de 2020. La que fuera su primera ministra, Natalia Gavrilita, dimitió en febrero de 2023 debido a la crisis energética desencadenada por la guerra de Ucrania, que disparó la inflación en el país y colapsó las instituciones ante la llegada de miles de refugiados ucranianos a través de la frontera; dos cuestiones que también han apuntalado la visión prorrusa.
La tensión que se vive en el país es tal que incluso las políticas para cambiar el nombre de la lengua oficial --de rumano a moldavo-- han generado protestas durante el último año. Con esta medida, las autoridades buscaban alejarse una vez más de la esfera rusa, habida cuenta de que la diferencia real entre ambos idiomas es prácticamente simbólica.
La idea de diferenciar ambas lenguas está fuertemente vinculada a la Unión Soviética, que abogó por llamar moldavo al idioma que se hablaba en dicha zona cuando el territorio formaba parte del Estado socialista federal en un intento por alejarlo de Rumanía.
INJERENCIA RUSA
Sandu, que ha denunciado una fuerte injerencia por parte de Rusia en este proceso electoral, ha acusado a Stoianoglo, a quien destituyó en el cargo de Fiscal general en septiembre de 2023, de ser el candidato del Kremlin. Mientras, el aspirante asegura que la presidenta moldava ha emprendido una cacería política en su contra.
La popularidad de Stoianoglo ya se había visto lastrada en gran medida debido a un caso de corrupción, enriquecimiento ilícito y abuso de poder abierto en su contra en octubre de 2021 y que llevó a su detención cuando estaba al frente de la Fiscalía.
A pesar de la victoria del 'no' en el plebiscito, Sandu ha reiterado que existen en el país grupos criminales que, "en colaboración con fuerzas extranjeras hostiles a los intereses nacionales, han atacado a Moldavia y han invertido decenas de millones de euros para financiar mentiras y actos de propaganda" contra las autoridades.
El oligarca y político moldavo Ilian Shor ha sido acusado en este sentido de pagar a terceros para trabajar a favor de aumentar las posibilidades electorales del candidato afín al Kremlin y tratar de evitar que el referéndum salga adelante.
Shor, que se encuentra en Rusia después de haber sido condenado en su país de origen por robar 1.000 millones de dólares (unos 921.000 euros) de bancos moldavos en un caso que se remonta a 2014, vio disuelto el año pasado su partido, el prorruso Shor, que fue declarado ilegal por supuestas irregularidades
Aunque ahora es Sandu la que apunta a un supuesto fraude electoral, hace una semana era el opositor Congreso Cívico el que acusaba a las autoridades del país de trazar un plan para socavar el proceso electoral por conveniencia.
Según advertían desde la formación, los líderes del partido gubernamental de Acción y Solidaridad habrían declarado incluso "abiertamente" que existen "planes a corto plazo" en este sentido. Así, ha acusado Chisináu de reprimir a las voces disidentes, declarar "fuera de la ley a sus estructuras" e impedir a los partidos opositores participar en dicho proceso.
Un total de once candidatos se han disputado el cargo de jefe de Estado en Moldavia, entre ellos la actual presidenta, pero la alianza opositora Victoria, cercana a Rusia y establecida por Shor, ha sido excluida de la carrera electoral por las autoridades.
Desde Rusia han cuestionado los resultados de las presidenciales y el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha esgrimido que los datos obtenidos "y la dinámica de sus cambios, provocan muchas dudas" sobre su fiabilidad.
Sandu y Stoianoglo se enfrentarán nuevamente en una segunda ronda electoral que tendrá lugar el próximo 3 de noviembre en el marco de lo que muchos consideran ya una carrera a contrarreloj entre Rusia y el Gobierno central.