El rey de Arabia Saudí, Salmán
YUYA SHINO / REUTERS
Actualizado: lunes, 4 enero 2016 13:18


RIAD, 4 Ene. (Reuters/EP) -

La ejecución del clérigo disidente chií saudí Nimr al Nimr ha acaparado toda la atención por el conflicto diplomático generado entre Arabia Saudí e Irán, pero ese mismo día fueron ejecutados otros tres chiíes y hasta 43 yihadistas suníes, un claro mensaje de los dirigentes de Riad de que no tolerarán insurgencia salafista en su país.

"Es un mensaje para el mundo y para los criminales: no renunciaremos a nuestros principios y no habrá autocomplacencia en materia de seguridad", ha destacado un líder suní afín al Gobierno, Awadh al Qirni, a través de la red social Twitter. La prensa oficial asimiló a los disidentes chiíes y a los salafistas yihadistas, ambos "provocadores de violencia y terrorismo".

La monarquía saudí considera que la principal amenaza a nivel interno sería una rebelión suní. De hecho, los principales momentos de inestabilidad desde la creación del reino, en el primer tercio del siglo XX, han tenido su origen en el malestar de los sectores más conservadores de la sociedad suní por la modernización del país o por su alianza con Estados Unidos.

Por eso el surgimiento de Al Qaeda, que defiende una visión salafista conservadora, y su actividad dentro de Arabia Saudí desde 2003 hicieron saltar todas las alarmas en Riad. Esta ideología ha sido ahora renovada por el grupo terrorista Estado Islámico y por eso también es percibido como una amenaza por la familia Al Saud.

Por ahora parece que el Estado Islámico no cuenta con apoyo entre los saudíes, pero muchos podrían verlo con simpatía por su dura retórica contra los chiíes, Occidente y sus críticas a la corrupción del régimen saudí. Por eso el Gobierno se enfrenta a estos en una abierta batalla ideológica por el liderazgo del Islam salafista.

EJECUTADO EL IDEÓLOGO DE AL QAEDA

Así, los medios oficiales han destacado entre los ejecutados del sábado a Faris al Shuwail al Zahrani, considerado el ideólogo de Al Qaeda en una serie de atentados contra extranjeros, comisarías e instalaciones petroleras que acabaron con la vida de cientos de personas a principios de este siglo. Cuando fue apresado, en 2004, fue presentado como "uno de los jefes del conflicto, un predicador de la herejía".

En sus discursos, Al Zahrani argumentaba que los Al Saud habían abandonado el camino del Islam y por ello era un deber para los musulmanes matar a la familia real y a sus aliados.

En este cruce de acusaciones, el régimen saudí cuenta con la ventaja de que solo los religiosos nombrados por el Estado pueden declarar una herejía, mientras que los yihadistas consideran que cualquier musulmán puede denunciar este tipo de desviaciones de la doctrina.

"La versión oficial es que estas personas son extremistas que excomulgan de forma injustificada a otros musulmanes y desobedecen así al gobernante legítimo 'sembrando disidencia y desorden en la tierra'. Están fuera del Islam suní", ha explicado el profesor la Universidad de Princeton Bernard Haykel, experto en Oriente Próximo.

La prensa saudí ha relacionado a los hombres ejecutados con una serie de atentados de Al Qaeda perpetrados entre 2003 y 2004, haciendo mención especial a la cadena de asaltos coordinados en los complejos residenciales de Al Hamra, Vinnell e Ishbilia ubicados en la capital saudí, Riad, en mayo de 2003.

A estos se sumarían los perpetrados contra la Empresa Árabe de Inversión Petrolera (APICORP) y el complejo residencial de Al Waha en la provincia de Jobar, en 2004, los atentados con bomba en la sede la Administración Pública de Tráfico y el edificio de las Fuerzas de Emergencia en la capital en 2004, así como el que se produjo contra el Consulado estadounidense en Yida ese mismo año.

FIRMEZA EN POLÍTICA EXTERIOR

El reino, con un rey Salmán con menos de un año en el trono, parece también querer reforzarse en el ámbito exterior con la ruptura de relaciones con Irán tras el asalto a la Embajada saudí en Teherán. Arabia Saudí cambia así ligeramente su tradicional alineamiento con Estados Unidos, más reacio ahora a intervenir directamente en los conflictos de Oriente Próximo.

"Ya basta. Una y otra vez Teherán desprecia a Occidente. Siguen patrocinando el terrorismo y lanzando misiles balísticos y nadie hace nada al respecto", ha argumentado una fuente del Gobierno saudí en declaraciones a la agencia Reuters bajo condición de anonimato. "A los saudíes ya no les importa si enfadan a la Casa Blanca", ha apostillado.

Las autoridades saudíes conocían a la perfección las repercusiones que tendría la ejecución de Al Nimr, pero parecen haber calculado que, al menos dentro de Arabia Saudí podrían controlar el descontento. Con la ejecución de los chiíes, Riad reafirma a la mayoría suní que sigue estando de su parte.

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