Qatar ha sido el único país que se ha mostrado algo crítico con la medida
DOHA, 1 Feb. (Reuters/EP) -
Las monarquías árabes del Golfo Pérsico han guardado silencio tras la aprobación por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de una orden ejecutiva para prohibir la entrada al país de ciudadanos de siete países con mayoría de población musulmana (Irak, Irán, Siria, Libia, Sudán, Yemen, Somalia).
Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Bahréin, que son tradicionales aliados de Estados Unidos, no se han visto afectados por la prohibición de entrada impuesta por Trump para impedir la llegada de ciudadanos de siete países que tienen una mayoría de población musulmana.
La orden ejecutiva que impone la prohibición de entrada para ciudadanos de Irak, Irán, Siria, Somalia, Yemen, Libia y Sudán ha sido criticada por varios de los aliados de Estados Unidos en Europa y también por la Liga Árabe y por la Organización para la Cooperación Islámica (OCI).
De las cinco monarquías petroleras del Golfo Pérsico, el único país que ha expresado un ligero rechazo a la medida aprobada por el nuevo presidente de Estados Unidos ha sido Qatar, cuyo ministro de Exteriores ha dicho durante una visita a Serbia que espera que Estados Unidos reconsidere la medida.
El rey Salman de Arabia Saudí habló por teléfono con Trump el domingo pero ni las autoridades saudíes ni las estadounidenses han aclarado si trataron la polémica orden ejecutiva. Este miércoles, el ministro de Asuntos Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, Abdulá bin Zayed, ha dicho que el decreto de Trump es una "decisión soberana" y ha asegurado que no va dirigida contra ninguna religión.
Algunas autoridades de países del Golfo Pérsico han llegado incluso a apoyar la medida públicamente. Dhahi Jalfan, un responsable policial de Dubái, expresó el lunes en Twitter su "total apoyo" a la prohibición impuesta por Trump. "Cada país tiene el derecho a proteger su seguridad. Trump, lo que está haciendo está bien", aseguró.
Los países árabes del Golfo Pérsico, dirigidos por monarcas suníes y protegidos por la Quinta Flota estadounidense, han tenido unas relaciones complicadas con el anterior mandatario norteamericano, Barack Obama, por considerar que fue demasiado blando con Irán, la principal potencia chií en la región.
Con Trump, que en varias ocasiones llamó "débil" a Obama por su postura con Irán y por el acuerdo nuclear, las potencias suníes del Golfo confían en estar más alineadas. "La administración de Obama adoptó una política de indiferencia... El Gobierno de Trump dice que está listo para afrontar el proceso de detener el caos y derrotar al terrorismo", ha destacado Abdulrahman al-Rashed, un veterano columnista del diario 'Asharq Al-Awsat'.