De seguir imbatido en las urnas podría llegar al Bicentenario como presidente
LA PAZ, 21 Feb. (EUROPA PRESS) -
Los bolivianos votan este domingo en referéndum una reforma de la Constitución que permitiría a Evo Morales encadenar otros dos mandatos consecutivos y mantener así viva la llama del Movimiento al Socialismo (MAS) hasta encontrar un sucesor digno.
"¿Usted está de acuerdo con la reforma del artículo 168 de la Constitución Política del Estado para que la presidenta o el presidente y la vicepresidenta o el vicepresidente del Estado puedan ser reelectas o reelectos por dos veces de manera continua?", reza la tarjeta electoral.
El objetivo es cambiar la redacción actual del artículo 168 de la Carta Magna, según el cual "el periodo de mandato del presidente y del vicepresidente del Estado es de cinco años, y pueden ser reelectos por una sola vez de manera continua".
Este precepto constitucional implica que el mandato de Morales y su 'número dos', Álvaro García Linera, terminará definitivamente con las elecciones de 2019, sin que el líder indígena haya encontrado aún un sustituto, algo que "le quita el sueño", según ha reconocido.
La alternativa que ha propuesto el Gobierno, a través de la Coordinadora Nacional para el Cambio (Conalcam), es que tanto el presidente como el vicepresidente "puedan ser reelectos por dos veces de manera continua", en lugar de una, como marca la Carta Magna vigente.
Un cambio en este sentido habilitaría a Morales, no solo a concurrir a los comicios de 2019, sino también a los siguientes, en 2020, y llegar de esta forma como máxima autoridad de Bolivia al bicentenario de su independencia, en 2025.
Así lo precisa incluso la tarjeta electoral: "Por disposición transitoria de la Ley de Reforma Parcial de la Constitución Política del Estado, se considera como primera reelección al periodo 2015-2020 y la segunda reelección 2020-2025".
EMPATE TÉCNICO
"Sí" o "no" son las únicas respuestas posibles para los 6,5 millones de bolivianos que están habilitados para votar: 6,2 millones en territorio nacional, en los nueve circuitos electorales, y unos 260.000 en el extranjero, también en España.
Los últimos sondeos sobre intención de voto, publicados el pasado domingo, arrojan una situación de empate técnico entre las dos opciones, con una horquilla de indecisos de entre el diez y el quince por ciento, es decir, un resultado abierto.
Consciente de ello, Morales ha llamado a los bolivianos a votar masivamente. "En las últimas elecciones se ha demostrado que el pueblo boliviano es democrático con el 96 por ciento de participación y quisiéramos que todos participen porque todos tienen derecho a votar por el 'sí' o por el 'no'", dijo al cierre de la campaña electoral.
Es la primera vez en su historia que Morales se enfrenta a una posible derrota en las urnas. Hasta ahora, ha cosechado una larga lista de éxitos electorales que comenzaron en 2006, cuando llegó a la Presidencia, con un 54 por ciento de los votos.
En 2008 ganó con un 67 por ciento el referéndum para cambiar la Constitución y en 2009 fue reelegido con un 64 por ciento --en lo que técnicamente se considera su primer mandato al amparo de la Carta Magna vigente--, de modo que en 2014 pudo ser reelegido de nuevo, con un 60 por ciento de los sufragios.
DISIDENCIA INTERNA
La razón de esta falta de entusiasmo entre las clases populares que le han respaldado en la última década sin dudar sería, precisamente, el alejamiento de los principios del MAS, que han suscitado la aparición de una oposición política a la izquierda de Morales.
Los mentores de Morales cuando ejercía de líder del sindicato de agricultores cocaleros en el Chapare, muchos de los cuales estuvieron en el Consejo de Ministros de su primer gobierno, no han ocultado sus críticas a los planes del presidente para prolongar su mandato.
"Nadie niega la importancia de los primeros años del gobierno, el salto económico y la inclusión que se ha logrado, pero después de eso el poder total ha intoxicado a este proceso", cuenta Rafael Puente, ex viceministro de Interior, a BBC Mundo.
Puente denuncia que "la docilidad y la obediencia se han vuelto comportamientos comunes" en el Gobierno. "El presidente está condenado a escucharse a él mismo siempre porque todos tratan de decirle lo que quiere oir. La capacidad de debate ha desaparecido y los que opinan lo contrario son acusados de estar 'vendidos al imperio'", lamenta.
ESCÁNDALO PERSONAL
A la creciente crítica izquierdista se suma un escándalo surgido en las últimas semanas. La prensa boliviana ha destapado una relación amorosa entre Morales y Gabriela Zapata, de 28 años de edad, que habría derivado en jugosos contratos estatales.
Morales confirmó que él y Zapata fueron pareja y que incluso tuvieron un hijo que falleció al nacer. Sin embargo, algunos medios de comunicación locales señalan que en realidad el niño, de unos ocho años, vive junto a su madre.
Más allá del interés morboso, la polémica se centra en que Zapata, como principal representante de la empresa china CAMC Ingineerig, consiguió hasta siete contratos con el Estado boliviano por valor de 500 millones de dólares, tres de los cuales por designación directa.
Estas revelaciones han impactado en la intención de voto para el referéndum. 'Página Siete' reflejó una caída del 'sí' que le dejaría a tres puntos de distancia del 'no', tendencia ganadora, con un buen puñado de indecisos: el 27 por ciento.
"GUERRA SUCIA"
Morales ha atribuido estas informaciones a una "guerra sucia" lanzada por la oposición boliviana, que se habría valido de Estados Unidos para su "conspiración". Incluso ha amenazado --de nuevo-- con expulsar al encargado de negocios, Peter Brennan.
García Linera, por su parte, se ha encargado de neutralizar las voces disidentes del movimiento social que hace diez años lo catapultaron al poder. "Hay un seudoizquierdismo de pasarela que cumple el vergonzoso papel de aliado de las fuerzas ultraconservadoras", sostiene.
La eficacia de la campaña electoral de unos y otros quedará probada este domingo, pero sea cual sea el resultado definirá el devenir político de la nación andina para la próxima década, resucitando o tocando de muerte el liderazgo de Morales.