Vehículo quemado en la ciudad de Mosul
REUTERS
Actualizado: viernes, 10 junio 2016 8:22

MADRID 10 Jun. (EDIZIONES) -

Los habitantes de Mosul, la segunda ciudad de Irak, siguen esperando su rescate. Dos años después de la toma sorpresiva de la ciudad, ésta sigue bajo el yugo del grupo Estado Islámico sin que el Gobierno del primer ministro Haider al Abadi se decida a lanzar definitivamente el asalto para reconquistar la ciudad.

Aunque las fuerzas peshmerga kurdas lanzaron a finales de mayo una operación en los alrededores de Mosul que les permitieron recuperar varias localidades, el asalto definitivo por parte de las fuerzas gubernamentales sigue haciéndose esperar.

El Gobierno iraquí está centrado actualmente en la reconquista de Faluya, la primera gran ciudad en caer en manos de Estado Islámico a principios de 2014 y la semana pasada anunció el inicio del asalto final, si bien ha quedado suspendida por el momento.

El argumento esgrimido por el primer ministro es que se ha hecho para "proteger a los civiles", ya que "habría sido posible terminar la batalla rápidamente". "La victoria está a nuestro alcance", aseguró en un mensaje a los iraquíes.

Los expertos consideran que la toma de Faluya supondría el espaldarazo definitivo para las fuerzas iraquíes y que insuflaría la moral suficiente como para tratar de recuperar la 'joya' de las conquistas de Estado Islámico, tras la victoria que supuso en diciembre de 2015 la recuperación de Ramadi.

Una de las principales preocupaciones es la eventual participación de las milicias chiíes, más conocidas como Hashd al Shabi, que han estado apoyando a las fuerzas gubernamentales en sus operaciones contra Estado Islámico, en la reconquista tanto de Faluya como de Mosul.

Ambas ciudades están habitadas por suníes, por lo que la intervención de milicianos chiíes hace temer posibles represalias hacia la población suní, máxime cuando Estado Islámico está integrado mayoritariamente por suníes. En el caso de la reconquista de Ramadi, estas milicias tuvieron un papel muy marginal y se espera que ocurra lo mismo ahora con Faluya y más tarde con Mosul.

Tampoco las fuerzas del Kurdistán iraquí, los peshmerga, parecen dispuestos a tener un papel activo en la reconquista de Mosul, una ciudad predominantemente árabe situada a las puertas de esta región que goza de una amplia autonomía y que aspira a la independencia.

En un artículo de opinión publicado en 'The Atlantic', Aziz Ahmad, ayudante del canciller del Consejo de Seguridad del Kurdistán iraquí, ha dejado claro que los peshmerga "seguirán creando las condiciones para permitir a una fuerza libertadora recuperar Mosul (...) pero nuestros valientes hombres solos no pueden entrar en Mosul, una ciudad árabe, donde serían vistos como una fuerza ocupante".

"Para decirlo de forma sencilla, dado que los kurdos aspiramos a gestionar nuestros propios asuntos en nuestro propio territorio en la región del Kurdistán iraquí, ningún peshmerga morirá para restaurar la unidad iraquí. Los kurdos no pueden forzar a chiíes y suníes a vivir juntos en paz", ha puntualizado, poniendo sobre la mesa el difícil asunto de la reconciliación entre suníes, minoritarios, y chiíes, mayoritarios y actualmente en el poder.

En opinión de este responsable kurdo, la reconquista de Mosul será "más difícil" que lo fue Ramadi, la capital de Anbar, donde las fuerzas gubernamentales contaron "con el apoyo de un frente suní pequeño pero cohesionado", algo que no podría no ocurrir en Mosul. Teniendo en cuenta que se estima que hay casi 9.000 milicianos de Estado Islámico en Mosul, harían falta "unos 30.000 hombres implicados en combates casa por casa luchando durante hasta seis meses" para recuperar la ciudad, según Ahmad.

Mientras el Gobierno iraquí, que en esto cuenta con el apoyo de la coalición liderada por Estados Unidos, se decide a dar el paso, los habitantes de Mosul siguen sufriendo en sus propias carnes la vida bajo el régimen de terror que ha impuesto Estado Islámico en los territorios que controla.

En las últimas semanas, han sido varios los habitantes así como los milicianos que han sido ajusticiados por la organización terrorista tras acusarles de espionaje, en una clara señal de que puedan producirse grietas en su férreo control que faciliten una operación militar.

Además, como preludio de lo que podría ocurrir, algunas familias ya han comenzado a escapar de Mosul. Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), más de 4.200 iraquíes residentes en Mosul han preferido huir de ella y refugiarse en la vecina Siria. La agencia de la ONU teme que hasta 50.000 puedan seguir este camino, por lo que ya está organizando un dispositivo de emergencia con el atenderles.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) también está trabajando en un plan de contingencia ante el posible desplazamiento de más de 700.000 personas si se lanza la ofensiva para recuperar Mosul.

La directora del PMA en Irak, Jane Pearce, ha reconocido que la falta de información acerca de los planes militares del ataque a Mosul supone un problema a la hora de establecer y organizar una respuesta humanitaria. "¿Van a asediar la ciudad, como han hecho con Faluya, para que cuando logremos tener acceso a los civiles, no sepamos en qué estado se van a encontrar? ¿O va a ser un ataque directo, en el que todos los civiles van a poder huir?", ha dicho.

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