Mozambique celebra elecciones generales con la crisis económica y el yihadismo como principales factores

Bandera de Mozambique en la ciudad rusa de San Petersburgo (archivo)
Bandera de Mozambique en la ciudad rusa de San Petersburgo (archivo) - Europa Press/Contacto/Maksim Konstantinov
Publicado: martes, 8 octubre 2024 10:02

Chapo aspira a suceder a Nyusi y mantener el dominio político del Frelimo, que se extiende desde la independencia en 1975

MADRID, 8 Oct. (EUROPA PRESS) -

La población de Mozambique está llamada a las urnas este miércoles para unas elecciones presidenciales y parlamentarias en las que la violencia por parte de grupos yihadistas en el norte del país ha sido uno de los principales asuntos de la campaña y que el gubernamental Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo) aspira a prolongar su posición de dominio tras cerca de medio siglo en el poder.

Alrededor de 17 millones de personas están llamadas a las urnas para los comicios, de los que saldrá un nuevo presidente --que sustituirá al actual mandatario, Filipe Nyusi, quien completa ya su máximo de dos mandatos al frente del país-- y un nuevo Parlamento, así como unas nuevas asambleas provinciales.

En el caso de las presidenciales, el candidato del Frelimo, Daniel Chapo, figura como favorito para reemplazar a Nyusi, mientras que el destacado opositor Ossufo Momade, de la Resistencia Nacional Mozambiqueña (Renamo), aspira a arrebatarle el cetro y poner fin al control del histórico partido socialista en el país africano.

Chapo, de 47 años, es el primer candidato que presenta el Frelimo que ha nacido después de la guerra contra la antigua metrópoli, Portugal, que derivó en la independencia del país en 1975 de la mano del partido, fundado en 1962 por Eduardo Mondlane como movimiento nacionalista marxista contra el régimen autoritario en la entonces colonia.

Por su parte, Momade figura como su principal rival en las urnas, tras convertirse en líder de la Renamo a raíz de la muerte en 2018 del histórico jefe de la formación, Afonso Dhlakama. El político firmó en 2019 un acuerdo de paz con Nyusi para poner fin a décadas de hostilidades.

Momade ya se presentó a las elecciones de ese mismo año, cuando denunció fraude por parte de Nyusi, si bien se mantuvo comprometido con el citado acuerdo, alcanzado tras años de enfrentamientos esporádicos en zonas del interior de Mozambique desde 2014 entre las fuerzas de seguridad y la Renamo, fundada como un grupo rebeldes anticomunista tras la independencia.

Junto a Chapo y Momade estarán en las papeletas Venancio Mondlane, quien concurre como independiente tras abandonar la Renamo una vez que el líder del partido confirmó que se presentaría a las urnas, y Lutero Simango, quien encabeza el Movimiento Democrático de Mozambique (MDM), la tercera formación más importante del país africano.

Mondlane, candidato del Partido Optimista para el Desarrollo de Mozambique (Podemos), ha visto crecer sus apoyos en los últimos años y, de hecho, se presentó el año pasado a las elecciones locales en la capital, Maputo, en las que aseguró haberse hecho con la victoria, en medio de denuncias sobre un presunto fraude para beneficiar al candidato de Frelimo, Rasaque Manhique.

VIOLENCIA YIHADISTA EN CABO DELGADO

Los cuatro candidatos han puesto la lucha contra la inseguridad entre sus prioridades, dado que las fuerzas de seguridad han estado haciendo frente desde 2017 a un aumento de las operaciones de insurgencia en Cabo Delgado (norte), situación capitalizada por el grupo yihadista Estado Islámico para expandir su influencia en la zona.

Los ataques, reivindicados inicialmente por un grupo denominado Al Shabaab --que significa 'los jóvenes' en árabe, sin relación con el grupo del mismo nombre en Somalia, vinculado con Al Qaeda--, pasaron a ser perpetrados en nombre de Estado Islámico en África Central (ISCA), que opera también en el este de República Democrática del Congo (RDC).

La inseguridad se ha saldado hasta la fecha con miles de muertos, mientras que más de 670.000 personas siguen desplazadas en el norte del país a causa del conflicto, según datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), a lo que se suma un aumento de la inseguridad alimentaria en relación con esta crisis.

El organismo cifra en entre 2,6 y 3,3 millones las personas que se encuentran en inseguridad alimentaria aguda, incluidas 220.000 en situación de especial fragilidad en Mocimboa da Praia y Meluco. Además, un número importante de centros médicos han sufrido daños o han sido destruidos, lo que dificulta la respuesta a la crisis humanitaria en esta zona del país africano.

Sin embargo, las autoridades mozambiqueñas han defendido que durante los últimos años han logrado hacer frente de forma efectiva a la amenaza yihadista, labor en la que han contado con el apoyo de fuerzas especiales de Ruanda y tropas de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) desplegadas para respaldar las ofensivas contra ISCA.

CRISIS ECONÓMICA Y CORRUPCIÓN

Por otra parte, entre los principales problemas a los que hace frente el país, al margen de la violencia yihadista en el norte, figuran la crisis económica y el impacto de un grave escándalo de corrupción que estalló en 2016 y que afectó a varios ex altos cargos mozambiqueños.

En el plano económico, Mozambique se ha visto sacudido por el impacto de los ataques de ISCA en Cabo Delgado, donde se encuentran varios proyectos gasísticos de empresas como TotalEnergies, que se han visto forzadas a declarar en ocasiones la fuerza mayor en sus instalaciones en Palma a causa de la violencia, que ha provocado también retrasos en un proyecto de Exxon Mobil y Eni.

Además, Maputo hace frente aún al escándalo en torno a unos sobornos supuestamente pagados por Privinvest a funcionarios mozambiqueños y a Credit Suisse a cambio de contratos y préstamos en la industria pesquera, que provocó un colapso de la moneda del país y desató una crisis sin precedentes después de que saliera a la luz en 2016.

El estallido de la trama derivó en juicios en Estados Unidos y en Mozambique y se saldaron con la condena a doce años de cárcel contra un hijo del expresidente Armando Guebuza y varios antiguos altos cargos del país, en medio de la suspensión de entrega de fondos por parte de socios internacionales ante el golpe a la reputación de Maputo.

El Banco Mundial detalla en su página web que, si bien la inflación se moderó en 2023 tras alcanzar en 2022 su máximo en el lustro anterior, los retrasos en los proyectos sobre gas natural licuado podrían "socavar las expectativas de crecimiento", con un aumento "desproporcionado" a la pobreza en zonas urbanas durante los últimos años.

CAMBIO CLIMÁTICO

El país hace además frente a las consecuencias del cambio climático, incluidos fenómenos como la sequía causada por 'El Niño' y varios ciclones que han arrasado parte del territorio mozambiqueño durante los últimos años.

La OCHA recuerda que el país está expuesto "de forma regular" a ciclones, inundaciones y sequías, lo que ha causado importantes daños a nivel de infraestructura. Entre los principales desastres figura el ciclón tropical 'Freddy', que en 2023 golpeó el país en dos ocasiones, dejando más de 800.000 afectados.

Además, las sequías son cada vez más frecuentes en Mozambique, un país de cerca de 34 millones de habitantes en el que el 80 por ciento de la población depende de la agricultura. En este sentido, el Banco Mundial identifica también los "shocks climáticos" como uno de los principales riesgos para la economía del país y sus esfuerzos para lograr un impulso del desarrollo social.

En total, cerca de 2,3 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en el país africano, si bien la OCHA destaca que sólo el 37 por ciento de los 413,4 millones de dólares (cerca de 377 millones de euros) solicitados para financiar la respuesta a la crisis en el país ha sido entregado hasta la fecha.

Todo ello provoca que el país siga siendo de los más pobres del mundo, con un 68,2 por ciento de los mozambiqueños viviendo por debajo del umbral de la pobreza, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), que resalta que sólo el 5,4 por ciento de la población cuenta con servicios sociales.

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