MADRID, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
Médicos Sin Fronteras (MSF) ha advertido de que, a pesar del fin 'oficial' del brote de ébola en Sierra Leona, la amenaza no desaparece, ya que el virus aún persiste "a las puertas" del país y el sistema de vigilancia y seguimiento de posibles casos sigue siendo "débil".
Un especialista en salud pública de la ONG, Armand Sprecher, ha recordado en un comunicado que todavía hay nuevos casos en Guinea, donde sólo hace dos semanas tres pacientes fueron ingresados en un centro de tratamiento de Conakry. Además, un bebé nació con la enfermedad, responsable de la muerte de más de 11.000 personas en África Occidental.
MSF calcula que más de 200 personas en Guinea han estado en contacto con algún paciente pero no cuentan con ninguna supervisión. "Hoy en día, el principal riesgo es el débil sistema de vigilancia y seguimiento", ha alertado Sprecher, quien ha apuntado que "por eso es tan difícil" contener una epidemia que cruza muy fácilmente fronteras.
A pesar de esta situación, el experto ha aclarado que existe un riesgo relativamente bajo de que el ébola se convierta en un mal endémico en África Occidental, dado que no existe una alta incidencia de "casos tardíos" ni el virus se adapta bien al ser humano.
"A diferencia de otros virus, no se transmite fácilmente en los contactos casuales", algo que sí ocurre con el caso de la gripe, por ejemplo. Sprecher ha recalcado que "cuando se entienden los riesgos y se identifica el final de la cadena de transmisión social, la enfermedad se puede detener".
SOBREVIVIR AL ÉBOLA
Unas 11.000 personas han logrado sobrevivir al ébola, 4.000 de ellas en Sierra Leona. Para estos supervivientes, la superación de la enfermedad marca el inicio de nuevos desafíos tanto físicos compo psicológicos.
Sprecher ha explicado que estos antiguos pacientes aún pueden padecer dolor en las articulaciones, fatiga crónica y problemas de audición o visión. En el aspecto psicológico, el miedo asociado a la enfermedad puede conducir a una depresión grave, a un trastorno de estrés postraumático y a problemas de salud mental.
"Me duele el cuerpo y tengo la mano hinchada", ha relatado a MSF uno de estos supervivientes, Abbas Kanu, que también ha contado cómo el estigma sigue persiguiéndole. Así, ha explicado que tanto él como su mujer --también superviviente-- pasan el tiempo en casa por el miedo de otras personas a un posible contagio.