La ONG dice que pese al cierre del campo de M'poko, todo un "símbolo", la situación en Bangui no es un "reflejo" del resto del país
MADRID, 5 Feb. (EUROPA PRESS) -
El campo de desplazados de M'poko, en Bangui, era un "símbolo" del conflicto que atraviesa República Centroafricana (RCA) desde diciembre de 2013, pero ya no está. Sin embargo, la evacuación de los alrededor de 30.000 desplazados que todavía quedaban en él no significa que la violencia en el país haya cesado, ha alertado Médicos Sin Fronteras (MSF).
Surgido de forma espontánea junto al aeropuerto internacional de Bangui cuando estallaron los primeros enfrentamientos entre los antiguos rebeldes de Séléka, predominantemente musulmanes, y las milicias 'anti-balaka', mayoritariamente cristianas, el campo de desplazados de M'poko llegó a albergar a 100.000 personas, ha explicado a Europa Press la coordinadora general de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el país, María Simón.
En este tiempo, muchos de quienes buscaron refugio en él "fueron volviendo progresivamente" a sus casas y a finales de 2016 se calcula que quedaban unas 30.000 personas. Gracias a la "voluntad política de apoyo" para ayudarles a volver a sus hogares, la evacuación se ha acelerado y ahora solo quedan unos pocos desplazados, ha precisado.
Vista aérea del campo de M’poko Pierre Terdjman/Cosmos
"No hay que olvidar que la situación de crisis en el país continúa y aunque M'poko ya no exista todavía sigue habiendo más de 400.000 desplazados internos en el país", es decir, uno de cada cuatro, ha destacado la responsable de MSF, incidiendo en que la situación para estos desplazados es mucho más complicada en otras partes de RCA como Batanga, Bria o Bambari.
En este sentido, Simón ha subrayado que "la violencia no ha terminado" y a fecha de hoy sigue habiendo enfrentamientos entre distintos grupos armados en el centro-oeste del país que siguen ocasionando desplazados.
"Bangui no es un reflejo de la situación del resto del país y los desplazados tienen muchas más dificultades fuera de la capital", ha insistido la responsable de MSF, poniendo el acento en el "verdadero problema de acceso a la salud" que sufre RCA.
Este problema de acceso, ha explicado Simón viene motivado por "barreras físicas" relacionadas con la violencia y el "miedo" que tienen los ciudadanos a acudir a un centro de salud, pero también por "barreras económicas", ya que muchos no pueden costearse el desplazamiento a los centros de salud.
A esto se suma el que cuando consiguen llegar a los centros médicos, se encuentran con que estos carecen de las infraestructuras y personal adecuados o de medicinas. Por ello, "la asistencia de MSF sigue siendo fundamental", máxime teniendo en cuenta que es un país donde la "malaria es endémica" y donde también hay problemas de malnutrición y para que los niños puedan ser vacunados.
"La malaria a tiempo puede ser tratada y evitar que acabe con la muerte", ha subrayado, lamentando también que pese a los esfuerzos hechos tanto por el Gobierno como por MSF la tasa de vacunación no sea todo lo alta que se desearía. También hay problemas para el tratamiento de enfermedades crónicas como puede ser el VIH.
MSF también está ofreciendo apoyo psicológico en los centros y hospitales que apoya a las personas que han sido víctimas del conflicto y que se han visto desplazadas. No obstante, Simón ha resaltado que hay dos patrones de desplazamiento, uno a pequeña escala que se produce cuando hay ataques en los que "la gente coge sus petates y se esconde en el bosque durante unos días" y que muestra una mayor resiliencia, y otro de carácter masivo, de miles de personas, cuando han enfrentamientos en una zona.
Simón ha reconocido que desde septiembre ha habido "enfrentamientos de mediana intensidad" que siguen ocasionando desplazados en el centro del país y que desde que el nuevo Gobierno de Faustin-Archange Touadera tomó posesión en marzo ha habido una cierta estabilización y hay algunas "zonas más tranquilas", lo que ha hecho que "se hable más de desarrollo.
No obstante, ha advertido de que "no hay que parar la ayuda humanitaria" aunque se puedan llevar a cabo proyectos de desarrollo, porque la situación continúa y hay que seguir ofreciendo ayuda en materia sanitaria, de cobijo, de agua o de comida.
Por ello, ante el hecho de que algunas organizaciones humanitarias hayan comenzado a abandonar RCA en los últimos meses, la responsable de MSF ha defendido que "todavía no es el momento". "Hay espacio para el desarrollo pero no solo se pueden hacer proyectos de desarrollo", ha sostenido, asegurando que MSF "tiene un compromiso muy alto" con el país.
"La población es lo más importante", ha aseverado, tras reconocer que las organizaciones humanitarias han sido objeto de ataques pero que el trabajo en países en conflicto "nunca es fácil y siempre hay riesgo", aunque desde MSF tratan de reducirlo al máximo.
Según los datos de la ONU, en República Centroafricana hay 2,2 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria. El conflicto ha provocado unos 430.000 desplazados internos, mientras que otros 450.000 centroafricanos han buscado refugio en los países vecinos.