La ONG subraya la falta de dosis de antitoxina para tratar la enfermedad y los retos para la campaña de vacunación
MADRID, 28 Dic. (EUROPA PRESS) -
El número de casos de difteria entre los más de 655.000 refugiados rohingya en Bangladesh sigue aumentando, ha alertado Médicos Sin Fronteras (MSF), cuyo personal ha visto más de 2.500 casos de esta enfermedad largamente olvidada en el mundo, la mayoría niños de entre 5 y 14 años.
Estos casos de difteria, ha explicado el jefe de la misión de MSF en Bangladesh, Pavlo Kolovos, "se suman a un brote de sarampión en curso, además de la enorme carga de necesidades de salud generales y de la emergencia que supone atender a esta gran cantidad de personas".
Si los refugiados rohingya "antes ya eran vulnerables, casi sin cobertura de vacunación, ahora tienen que añadirle el riesgo que supone el vivir en un campamento extremadamente denso en el que apenas cuentan con agua potable y en el que las condiciones de higiene son muy deficientes", ha añadido.
"Hasta que no se resuelvan esos problemas, seguiremos enfrentándonos a nuevos brotes de enfermedades", ha subrayado, advirtiendo de que "esto no terminará solo con la difteria".
A Crystal VanLeeuwen, coordinadora médica de la unidad de emergencias de MSF en Bangladesh, le sorprendió cuando el médico de una de las clínicas de la ONG le llamó para informarle de un caso sospechoso de difteria, una mujer de unos 30 años.
"Cuando trabajas en un entorno de refugiados siempre tienes los ojos abiertos ante posibles brotes de enfermedades infecciosas y prevenibles por vacunación. Siempre puede haber casos de tétanos, sarampión, poliomielitis, etc., pero la difteria no era algo que estuviera en mi radar", ha reconocido.
EL HACINAMIENTO FACILITA LA PROPAGACIÓN DE LA DIFTERIA
Las condiciones de hacinamiento en las que viven los rohingya que han buscado refugio en Bangladesh facilitan la propagación de la enfermedad, una infección bateriana contagiosa que se transmite por pequeñas gotas. La infección causa obstrucción de las vías respiratorias y daños en el corazón y el sistema nervioso y la tasa de mortalidad aumenta sin la antitoxina para la difteria (DAT, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, según ha explicado MSF, actualmente apenas quedan 5.000 ampollas de DAT a nivel mundial. Si un paciente no recibe DAT cuando la enfermedad está comenzando aún a progresar, la toxina sigue circulando en el cuerpo, con el consiguiente riesgo de daños en el sistema nervioso, el corazón o los riñones.
"No hay suficientes medicamentos para tratar a todas las personas que lo necesitan y nos estamos viendo obligados a tomar decisiones extremadamente difíciles", ha admitido VanLeeuwen, subrayando que "al final, esto se convierte en una cuestión ética y de equidad".
"Antes de la difteria ya había un gran déficit en cuanto a la capacidad de hospitalización" en los campos de refugiados en Bangladesh, ha explicado la coordinadora médica. En el caso de MSF, la ONG ha tenido que "convertir esas camas que tanta falta nos hacían en áreas dedicadas exclusivamente al tratamiento y aislamiento de pacientes con difteria".
"Las mujeres y los niños que anteriormente tenían acceso a las instalaciones ya no tienen esta opción. Esto también está creando una tensión en los espacios y en la dotación de personal disponible en las instalaciones para pacientes que no padecen difteria", ha añadido VanLeeuwen. "Los equipos se han ido adaptando a la cambiante situación, pero todos nos enfrentamos a nuevos desafíos cada día", ha reconocido.
CAMPAÑA DE VACUNACIÓN EN CURSO
Para contener la propagación de enfermedades, la medida más importante es garantizar la cobertura de vacunación en el menor tiempo posible, ha subrayado MSF, que está apoyando la campaña de vacunación contra la difteria puesta en marcha por el Ministerio de Salud y Bienestar Familiar, con el respaldo de otros actores.
Sin embargo, ha incidido la ONG, "los desafíos persisten" puesto que para que la vacuna sea efectiva hacen falta un mínimo de dos dosis administradas en un intervalo de cuatro semanas. Pero los rohingya son una "población que sabe poco o nada sobre el beneficio de las vacunas y que hace menos de un mes ya participó en una campaña masiva de vacunación contra el sarampión" por lo que "muchos no entienden por qué necesitan otra vacuna". De ahí que, ha subrayado MSF, la comunicación con la población sea clave para garantizar una buena cobertura de vacunación.
Además, la ONG también está trabajando para rastrear y tratar a las personas que podrían haber estado en contacto con enfermos de difteria y tratando de garantizar que los todos los refugiados recién llegados se vacunen antes de ser reubicados en los campamentos. Sin embargo, dado el tiempo requerido para completar el curso de la vacunación, y en ausencia de un lugar donde temporalmente puedan estar protegidos, se trata de un enorme desafío, ha admitido.