MADRID 6 Jun. (EUROPA PRESS) -
La ONG Médicos sin Fronteras (MSF) ha denunciado este jueves que el Hospital de los Mártires de Al Aqsa, situado en Deir el Balá, está al límite de sus capacidades tras recibir a numerosas víctimas debido a los constantes bombardeos del Ejército israelí sobre el centro del enclave palestino.
La responsable médica de MSF en Gaza, Karin Huster, ha descrito al hospital como "un barco que se hunde". "La llamada 'zona roja', donde se atiende a los pacientes más críticos, es un escenario de devastación. Es una zona de guerra. Los pacientes están en el suelo. Hay sangre por todas partes. No se ven camas. No se llevan cadáveres a la morgue porque las instalaciones están saturadas", ha dicho.
Asimismo, ha explicado que debido a la falta de hospitales operativos en Gaza no es posible derivar a los pacientes a otros centros para que puedan recibir tratamiento. "Incluso a los hospitales de organizaciones internacionales asociadas se les pide que se trasladen porque es demasiado inseguro", ha agregado.
Huster ha señalado que muchos heridos yacen en el suelo sobre camillas esperando su turno para entrar al quirófano. "Los pacientes que llegan a Al Aqsa en estado crítico se quedan en Al Aqsa y mueren en Al Aqsa", ha sentenciado, agregando que hay casos en los que el personal médico es incapaz de salvar a los pacientes "debido a que en el servicio de urgencias no se hace triaje".
La denuncia de MSF se produce después de que un bombardeo ejecutado por el Ejército de Israel contra una escuela de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) en un campamento de refugiados en el centro de Gaza haya dejado 40 muertos.
El Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, controlado por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), advirtió además en la víspera sobre una inminente "catástrofe humanitaria" tras el fallo de uno de los dos últimos generadores eléctricos de Al Aqsa.
La cartera ministerial gazatí achacó el fallo a la imposibilidad de apagar el aparato para su mantenimiento durante tantos meses, a la decisión de Israel de no permitir la entrega de piezas de repuesto y a las "duras condiciones de la guerra".