MADRID, 7 Dic. (EUROPA PRESS) -
La ONG Médicos Sin Fronteras ha anunciado la retirada de su personal al menos de forma provisional de la región de Biakato, provincia de Ituri, en el noreste de República Democrática del Congo, debido a las recurrentes amenazas y ataques contra los centros sanitarios. Medios congoleños han informado ya de la evacuación de al menos cien trabajadores.
"MSF no puede trabajar si la seguridad de nuestro personal y los pacientes no está garantizada", ha apuntado el grupo en un comunicado en el que informa de la "dolorosa" decisión, tomada el pasado 4 de diciembre.
Los incidentes más recientes se produjeron el pasado martes, cuando un grupo de personas armadas con varas y machetes irrumpieron en el centro de salud de Biakato. Nadie resultó herido y no llegaron a alcanzar el Centro de Tratamiento del Ébola que se encuentra dentro del complejo.
Esa misma noche un grupo de individuos igualmente armados con machetes y varas intentó acceder al Centro de Tratamiento contra el Ébola de las Minas de Biakato, también gestionado por MSF, y lanzaron piedras contra el centro. Nadie resultó herido.
Estos ataques se suman a los que a finales de noviembre se cobraron las vidas de cuatro personas en dos contra centros de respuesta contra el ébola en Baikato y Mangina (Kivu Norte).
Tras la evacuación, "el acceso a atención sanitaria está extremadamente limitado para la gente". "La situación se ha vuelto problemática en cuestión de días", ha señalado MSF. "La decisión de abandonar esta comunidad, con la que llevábamos trabajando muy estrechamente desde 2016, ha sido muy difícil de tomar", ha asegurado el grupo.
Antes de abandonar la zona, MSF ha entregado los materiales al Ministerio de Sanidad para que puedan sacar adelante las actividades que desarrollaban en colaboración y que la comunidad siga teniendo acceso a atención sanitaria. "MSF reevaluará la situación con la esperanza de poder volver pronto a Biakato", ha remachado.
El brote de ébola se ha cobrado desde su detección en agosto de 2018 unas 2.200 vidas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima en más de 3.300 los casos, lo que la sitúa la epidemia como la más grave de la historia en el país africano, aunque en la última semana el número de nuevos enfermos se ha reducido a siete --en abril hubo picos de más de 120 semanales--.