KOGUTA (KENIA), 29 (Reuters/EP)
El hallazgo este domingo de un cadáver acribillado a flechazos en un cañaveral del oeste de Kenia ha convulsionado el panorama político keniano, ya de por sí agravado por las polémicas elecciones del pasado jueves. El cuerpo ha aparecido en un campo de la localidad de Koguta.
Por ahora se desconocen los motivos y los responsables de la muerte de George Odumbe, de 64 años, un trabajador luo cuyo cuerpo apareció con tres flechas en la espalda y heridas graves en la cabeza en una región en la que apenas un día antes las comunidades luo y kalenji se habían armado para un posible conflicto.
La comunidad luo rechazó mayoritariamente participar en los comicios, al igual que el líder opositor, Raila Odinga, de etnia luo, frente al candidato a la reelección, Uhuru Kenyatta, un kikuyu que concurre con un kalenji como candidato a vicepresidente.
Ahora se teme un estallido de violencia sectaria. "Existen deseos de venganza en la comunidad luo. Estoy intentado decirles que se calmen, pero están muy enfadados", ha relatado un luo de 32 años, Gordon Onyango. "Las dos partes están reuniéndose por separado y las dos están armadas", ha advertido.
Kenia ya celebró elecciones presidenciales el 8 de agosto con la victoria del actual mandatario, Uhuru Kenyatta. El líder opositor Raila Odinga denunció fraude y el Tribunal Supremo certificó que se habían producido irregularidades, por lo que anuló esos comicios y ordenó que se repitieran este 26 de octubre.
Odinga no reconoce la legitimidad de estos comicios porque la comisión electoral que los organiza está integrada por las mismas personas que supervisaron las anteriores, por lo que considera que no hay garantías suficientes y pidió a los suyos que las boicoteen.
El día de los comicios un 10 por ciento de los colegios electorales no pudieron funcionar, aunque la votación sí transcurrió con normalidad en las zonas tradicionalmente partidarias de Kenyatta. En cualquier caso, la participación ha pasado del 80 al 43 por ciento desde agosto, según datos oficiales.
Desde agosto han muerto al menos 51 personas por la violencia política y se teme un estallido como el de 2007, cuando murieron unas 1.200 personas.