MADRID, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -
El disidente chino y Premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, ha muerto a causa de un cáncer de hígado, poco después de ser liberado el pasado 26 de junio por razones humanitarias tras pasar casi una década encarcelado por exigir una apertura democrática del gigante asiático.
El hospital de Shengyang en el que estaba ingresado ha confirmado en un breve comunicado publicado en su página web que Liu ha sufrido un fallo multiorgánico. Su salud había empeorado de forma drástica esta semana y de nada han servido los llamamientos de su familia y de la mayor parte de la comunidad internacional para que las autoridades chinas revisasen su situación.
La familia pretendía que Liu y su mujer, Liu Xia, viajaran al extranjero para que él pudiera recibir tratamiento y para que ella, una vez fallecido el activista, pudiera vivir lejos del régimen de Pekín. El Gobierno del gigante asiático, sin embargo, se ha limitado a permitir el 7 de julio la visita de dos médicos extranjeros independiente.
Las autoridades se han negado a la petición de otros gobiernos esgrimiendo que se trataba de un "asunto interno". "Esperamos que los países implicados respeten la soberanía china", ha insistido en los últimos días el portavoz del Ministerio de Exteriores, Geng Shuang.
El Gobierno también ha sido reacio a informar del estado del preso durante estos últimos años. A pesar de permitir las visitas de familiares cercanos, su entorno ha denunciado amenazas e intimidación por parte de las autoridades, que incluso ha mantenido a la mujer del disidente bajo arresto domiciliario desde el año 2010.
ACTIVISMO Y CONDENAS
Liu, de 61 años, fue condenado en 2009 por "incitar a la subversión del poder estatal" por participar en la redacción de la conocida como 'Carta 08', que reclama reformas democráticas en China. Ya había pasado 21 meses entre rejas tras la masacre de 1989 en la plaza de Tiananmen por su apoyo a los estudiantes que participaron en las protestas pacíficas, mientras que unas críticas contra la política oficial del régimen en Taiwán y el Tíbet le costaron el ingreso en un campo de 'reeducación' entre 1996 y 1999.
Liu ha recibido a lo largo de su vida numerosos premios en reconocimiento a su labor de activismo y su compromiso con la libertad en China. En 2010, fue galardonado con el Nobel de la Paz "por su larga lucha no violenta por los derechos fundamentales", pero ni él ni su esposa pudieron viajar a Oslo para recoger personalmente un galardón que fue duramente criticado desde Pekín.
A pesar de haber abandonado la cárcel, Liu seguía bajo custodia de las autoridades chinas, lo que para las organizaciones de Derechos Humanos representa un símbolo de la inagotable represión a la que fue sometido durante gran parte de su vida. Según Human Rights Watch, la última vez que un Nobel de la Paz murió bajo custodia fue en 1938, cuando el pacifista Carl von Ossietzky falleció víctima de tuberculosis en la Alemania nazi.