MADRID, 30 Ago. (EUROPA PRESS) -
Al menos trece civiles habrían muerto en un bombardeo llevado a cabo este miércoles por Estados Unidos en la provincia de Logar (centro), que se habría saldado además con la muerte de dos altos cargos de los talibán.
El portavoz del gobierno provincial, Salim Salé, ha indicado que el ataque aéreo ha sido llevado a cabo en la capital de Logar, Pul-i-Alam, agregando que entre los muertos figuran el 'gobernador' de los talibán en la provincia, el mulá Mohamadulá, y su 'número dos', Huzaifa.
"Los milicianos se escondían junto a varios de sus camaradas en una casa en el área de Bashti Bari, que fue bombardeada", ha dicho, indicando que el ataque ha causado un número indeterminado de civiles.
Sin embargo, un residente de la ciudad ha indicado que entre las víctimas figuran trece civiles que han muerto y otros once que han resultado heridos, según ha informado la agencia afgana de noticias Pajhwok.
Estas cifras han sido confirmadas por otros residentes, que han apuntado que en la casa se encontraban entre 28 y 32 civiles en el momento del ataque.
El suceso ha tenido lugar un día después de que el Gobierno de afganistán anunciara que estaba investigando si en el ataque aéreo efectuado el lunes sobre objetivos talibán en la provincia de Herat, que se saldó con 18 insurgentes muertos, fallecieron también civiles.
"Hay información sobre víctimas civiles, así que el Ministerio de Defensa ha creado un grupo especial para investigarlo", dijo el portavoz del Ministerio de Defensa, Daulat Waziri.
La denuncia procede de Farhad Jilani, portavoz del Gobierno de Herat, según el cual 13 civiles perdieron la vida y otros siete resultaron heridos en el bombardeo contra un centro de mando talibán en el distrito de Shindand.
El portavoz talibán Qari Yusuf Ahmadi aseguró igualmente que hay bajas civiles. En concreto, indicó que murieron 35 personas, entre mujeres, ancianos y niños.
El Gobierno del presidente Ashraf Ghani y sus aliados occidentales han anunciado una campaña para mejorar las fuerzas afganas, en el marco de un plan estratégico de cuatro años de duración.
Naciones Unidas reveló el pasado mes de julio en un informe que el registro de víctimas civiles por ataques aéreos se había disparado un 43 por ciento en la primera mitad del año, con 95 personas muertas y 137 heridas.