MADRID, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
Al menos cinco personas --cuatro civiles y un militar-- han muerto y otras tres --todas ellos militares-- han resultado heridas este lunes en dos ataques en el centro y el norte de Malí, según las autoridades del país.
En el incidente más sangriento, cuatro miembros del personal civil de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) y un militar han muerto en una emboscada en los alrededores de Mopti (centro).
El Ejército ha detallado en un comunicado que el objetivo de la emboscada era un vehículo que escoltaba al personal de la MINUSMA cuando circulaba entre las localidades de Konna y Doro.
Así, ha afirmado que los militares repelieron el ataque y se lanzaron a la captura de los asaltantes. Durante la persecución volcó uno de los vehículos, causando cinco muertos. La misión de la ONU no se ha pronunciado por el momento.
Poco antes, al menos tres militares habían resultado heridos tras explotar una mina al paso de su vehículo en la localidad de Sumpi, situada en la provincia de Tombuctú (norte), según ha recogido el portal local de noticias Malijet.
El vehículo era parte de la escolta del primer ministro del país, Abdulaye Idrissa Maiga, quien se encuentra realizando una visita al norte y el centro del país desde hace varios días. El ataque habría modificado su agenda para la jornada.
Por otra parte, una mina ha estallado al paso de un autobús por la localidad de Ansongo (noreste), en un suceso que se ha saldado con un número indeterminado de víctimas. Según el citado portal, habría varios muertos, si bien este extremo no ha sido confirmado.
Por el momento, ningún grupo ha reclamado la autoría de los ataques. Diversos grupos armados han ejecutado en los últimos meses varios ataques en Malí, siendo uno de los más graves un atentado suicida ejecutado en enero por Al Murabitún contra una base militar de Gao, en el que murieron al menos 77 soldados y miembros de milicias firmantes del acuerdo de paz de 2015.
La inestabilidad afecta principalmente al norte del país, una región convulsa con presencia de tropas francesas desde la revuelta tuareg de 2013, que rápidamente fue secuestrada por grupos yihadistas, lo que provocó la intervención militar de París en su antigua colonia, si bien los ataques se han extendido al centro del país.
A principios de febrero, el G-5 del Sahel --integrado por Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger-- acordó formar una fuerza antiterrorista conjunta para hacer frente a la amenaza yihadista en la región.
Apenas unas semanas antes, la Autoridad de Liptako-Gourma, creada en 1970 por Níger, Burkina Faso y Malí, anunció su decisión de establecer una fuerza conjunta para hacer frente a la inseguridad en la zona fronteriza común.