MADRID, 8 Nov. (EUROPA PRESS) -
Al menos ocho personas han muerto en la madrugada del sábado al domingo en un ataque en un bar ubicado en la capital de Burundi, Buyumbura, según ha informado el diario local 'Iwacu'.
Testigos citados por el diario han afirmado que varios hombres armados con kalashnikovs entraron en el local y ordenaron a los presentes que se dirigieran al exterior del bar, donde tuvieron que tumbarse boca abajo.
"El dueño del bar pensó que se trataba de bandidos. Pidió a los clientes que obedecieran. Posteriormente, los atacantes abrieron fuego y se escucharon gritos y después nada, el silencio", han relatado.
El incidente ha tenido lugar en medio de un incremento de las tensiones en el país que ha llevado a la Presidencia a prometer que no habrá "guerra ni genocidio", después de que haya finalizado el plazo dado por el mandatario, Pierre Nkunziza, a sus opositores para que "entreguen las armas" a cambio de una amnistía.
Nkurunziza había dado hasta el sábado como fecha límite para que todos los burundeses entreguen sus armas de fuego que hayan adquirido de manera ilegal o de lo contrario serán tratados como "enemigos del estado". La oposición cree que este ultimátum no es más que una mera excusa para encubrir el comienzo de una purga masiva de la oposición.
Finalmente, la Presidencia ha decidido dar otros cinco días de plazo a estas personas, argumentando que se trata de "una muestra de clemencia", según ha detallado el portavoz de la Presidencia, Willy Nyamitwe, tal y como ha recogido la emisora Radio France Internationale.
TEMORES ANTE UNA POSIBLE "CAMPAÑA DE EXTERMINIO"
El líder de oposición burundés Charles Nditije, presidente del colectivo UPRONA, y diversos altos responsables de Naciones Unidas expresaron el sábado su temor ante lo que podría ser el inicio de "una campaña sistemática de exterminio" por las fuerzas de seguridad contra cualquier crítico una vez finalizado el plazo dado por las autoridades para el desarme.
El portavoz de la ONU Stephane Dujarric ha declarado que la organización internacional tiene constancia de la aparición esporádica de cadáveres de civiles en los alrededores de la capital, Buyumbura, con indicios de haber sido "ejecutados de manera sumaria".
La comunidad internacional teme que el incremento de la violencia en Burundi pueda degenerar aún más en una campaña de limpieza étnica similar a la sucedida en 1994 en Ruanda. Burundi, que acogió a muchos de los desplazados ruandeses hace 20 años está formada por un 85 por ciento de hutus, como el presidente, y un 14 por ciento de tutsis.
De momento, más de 200 personas han muerto y decenas de miles se encuentran desplazadas desde el comienzo de la última ola de violencia en el país africano, cuando Nkurunziza anunció a principios de años su intención de presentarse a un tercer mandato --inconstitucional, según la oposición--.
El 13 de mayo un grupo de militares intentó dar un golpe de Estado tras semanas de protestas callejeras contra los planes de Nkurunziza de reformar la Constitución para perpetuarse en el poder.
Los militares no lo consiguieron y Nkurunziza consiguió mantenerse en el cargo en las elecciones del pasado verano pero desde entonces Buyumbura --bastión opositor-- es escenario de constantes enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.